vitoria - Ponferrada pierde un gran tipo y Vitoria gana un gran jugador. Uno de esos que encajan en el perfil tipo de hombre de club al que se le podrán cuestionar todo tipo de limitaciones y carencias pero nunca una entrega máxima hacia el escudo que le toca defender. Así lo lleva haciendo Javier Carpio desde que salió de casa con apenas 21 años para probar fortuna en el fútbol profesional. Antes, tras formarse en las categorías inferiores del Salamanca, disputó varios partidos con el primer equipo del Helmántico en 2ª pero luego se marchó al Alavés, donde jugó dos campañas en su equipo filial (2ª B). Desde entonces, su tarjeta de presentación siempre ha venido acompañada de informes positivos en cuanto a entrega, capacidad de sacrificio, compromiso con el vestuario y una actitud encomiable que la afición terminará por agradecer. “Se gana a la gente con su forma de ser y su manera de trabajar; no hay mentiras en este jugador”, destacaba ayer un portavoz de su antiguo equipo. Al margen de este tipo de cualidades también destaca el lateral por su poderío físico y su innata capacidad para sortear lesiones. Prueba de ello es que en sus últimos tres años en la Ponferradina ha sido habitual en todas las alineaciones. Como curiosidad, destacar que el último fichaje del Alavés es un jugador realmente supersticioso antes de saltar al campo. Hasta tal punto llegan las manías que ni él mismo es capaz de recordarlas todas. Quizá solo quienes hayan compartido vestuario con él sepan algunas de ellas. - A. Goñi