Vitoria - El Deportivo Alavés ha dejado de soñar para abrir los ojos y contemplar su realidad. Hace unas pocas semanas la palabra permanencia era la única protagonista en las conversaciones en torno al equipo albiazul, pero este Glorioso se ha ganado por méritos propios competir por un objetivo mucho más bonito que, exclusivamente, asegurarse la permanencia en la Liga Adelante durante una campaña más. Ese mínimo está ya virtualmente cumplido y ahora se ha abierto el tiempo de la ambición. No es para menos, ya que el sensacional rendimiento de este colectivo a lo largo de las últimas semanas ha propiciado que lo que hace no mucho tiempo podía contemplarse como una quimera se haya convertido ahora en un objetivo de extrema dificultad, pero ya real. La ilusión solo se puede alimentar a base de puntos y, por esa razón, el Alavés busca esta tarde un golpe de mano en Gijón que sirva para potenciar todavía más sus aspiraciones a la sexta plaza al final de la temporada.
Más allá del tópico de mucho que ganar y poco que perder, afronta el equipo vitoriano uno de esos partidos que son la llave que abre las puertas del futuro. Su sensacional rendimiento en las últimas jornadas le ha permitido al cuadro albiazul meterse de lleno en la pelea por el play off, pero una victoria en el campo del Sporting multiplicaría exponencialmente sus opciones de hacerse con esa última y cotizada plaza que da derecho a pelear por el ascenso allá por el mes de junio. Incluso, de mediar triunfo en El Molinón, El Glorioso podría dormir esta misma noche en esa sexta plaza si la Ponferradina no gana a Osasuna, a expensas, eso sí, de los compromisos de mañana de Zaragoza y Llagostera.
El reto del play off es tremendamente ambicioso, tanto como complicado, pero si el Alavés mantiene su rendimiento de las últimas semanas puede conseguir en Gijón un resultado que alimente aún más esas opciones. No en vano, al equipo de Alberto le toca rendir visita al conjunto más sólido de la Liga Adelante, con solo dos derrotas en lo que va de temporada.
Eso sí, parece que en las últimas semanas alavesistas y sportinguistas han trocado los papeles que venían interpretando desde el arranque del curso. Los vitorianos atraviesan por su mejor momento, mientras que los gijoneses están en su peor racha tras cuatro partidos consecutivos sin ganar y una sola victoria en los últimos siete encuentros. Unos tienen ahora el depósito de gasolina a tope, mientras que otros ven agotarse las reservas.
Precisamente, el apartado físico será uno de los fundamentales sobre el césped de El Molinón. No es el equipo de Abelardo uno de los mejor dotados técnicamente entre los aspirantes al ascenso, pero el empuje que tienen los jóvenes criados en Mareo, sobre todo al amparo de una afición que propiciará que el estadio roce el lleno, es impresionante. Así, los asturianos proponen duelos de un ritmo endiablado en los que igualar ese derroche físico es punto de partida innegociable para poder sumar al final en positivo.
Se asienta el cuadro rojiblanco sobre la mejor defensa de la categoría, lo que le permite sacar un excelso rendimiento a una capacidad goleadora un tanto limitada. Precisamente, la solidez atrás es una de las señas de identidad recuperadas por un Alavés que se quitó en Alcorcón los fantasmas que le perseguían como visitante y que buscará en la capital de la Costa Verde su cuarta victoria consecutiva.
Con la base del equipo asentada ya en la última racha ganadora, apenas se vislumbran cambios en la alineación titular de Alberto más allá de ese par de retoques que habitualmente realiza el irundarra. El regreso de Manu Barreiro a la punta de ataque tras cumplir un partido de sanción es cuestión segura, mientras que la otra novedad podría ser la titularidad de Rafa García para aportar pinceladas de calidad en la zona de creación.
Con unos u otros, la clave es mantener el nivel de competitividad mostrado a lo largo de los últimos compromisos. Es evidente que ganar a un rival que solo ha perdido dos partidos en toda la temporada no será para nada sencillo, pero la actual versión alavesista es de las que hacen que cualquiera se asuste. Serio atrás, poderoso en el cuerpo a cuerpo y con la habilidad necesaria para hacer diana en sus remates.
Despojado ya de cualquier tipo de presión por haber conseguido su objetivo, al Glorioso le llega la hora de disfrutar con un sueño que con sus victorias están convirtiendo en una posibilidad real. Y las opciones de play off se incrementarían todavía más si esta tarde el cuadro albiazul consigue dar un golpe sobre la mesa en Gijón.