Vitoria - Explicaba Alberto López, en su entrevista el pasado domingo en la radio pública vasca, que se considera un técnico muy observador al que le gusta fijarse en los detalles que se van produciendo sobre el césped en cada entrenamiento y en la capacidad de algunos futbolistas para congeniar entre sí. El irundarra aseguró que presta mucha atención a las “pequeñas sociedades” que se van produciendo entre distintos jugadores y que le otorga una relevancia importante a esa capacidad de compenetración que, en el trabajo diario, se da entre algunos compañeros. Con un equipo brillante en sus últimas jornadas, las individualidades brillan cada vez más y, al mismo tiempo, también refulgen estas pequeñas asociaciones entre futbolistas a las que tanto valor otorga el entrenador del Deportivo Alavés. Como si se tratase de una cadena, la fortaleza de cada eslabón va formando un entramado más sólido cuando se juntan dos piezas que casan a la perfección y hacen que el colectivo acabe funcionando como un engranaje totalmente perfecto.
Como reflejaba Alberto, El Glorioso se ha convertido en un colectivo marcado por las pequeñas sociedades en todas sus parcelas, ya sea para defender mejor o para atacar con más eficacia. Jugadores que han irrumpido con ímpetu en el equipo, pero que al mismo tiempo han sido capaces de amoldarse a las características de sus compañeros más cercanos sobre el césped para complementarse en sus acciones. Un juego de parejas que ha redundado de manera muy positiva en el rendimiento de un equipo que se ha beneficiado al máximo de estas combinaciones de talento.
lanza, protagonista Una de las sociedades más solventes es la que se ha instaurado en el flanco derecho de la línea de mediapuntas, donde Manu Lanza y Juanma conforman una pareja letal. Los que probablemente son los dos mejores jugadores de la plantilla desde el punto de vista técnicos han encontrado una química especial sobre el césped. Barcelonés y pacense disfrutan jugando juntos, muchas veces haciendo auténticas diabluras y echando mano de tiralíneas en su combinación, casi siempre de una precisión máxima. La capacidad de los dos para avanzar con el esférico pegado al pie, su amenaza con el disparo, la posibilidad de caer a banda o irse por el centro, la precisión en el pase... El repertorio es de lo más amplio y la combinación entre los dos resulta letal.
La combinación con Juanma no es la única en la que Lanza es protagonista, ya que el extremo cedido por el Espanyol también se ha asociado de maravillas con un Medina que está en las últimas semanas a un nivel colosal. El vizcaíno, físicamente pletórico, es un arma ofensiva de primera magnitud por su capacidad para recorrer la banda, encarar a los rivales e, incluso, plantarse al borde del área. Y de esa profundidad se aprovecha a la perfección un Lanza que tiene en su compañero al reclamo perfecto para que las defensas dividan su atención y poder así contar con más ventaja y espacios.
Esa asociación entre lateral y extremo se traslada también a la banda izquierda, donde Raúl García y Toti han conformado otra sociedad altamente productiva. Con menos calidad individual que sus dos compañeros en el otro flanco, pero con un poderío físico exuberante, gallego y salmantino se complementan a la perfección. Así, cuando el coruñés se desdobla por la banda y el charro ocupa una posición más centrada, son una interesante fuente de peligro. Eso por no decir que defensivamente componen también una pareja que se entiende a la perfección y se complementa para cerrar posibles vías de peligro.
laguardia-jarosik, solventes Y es que no solo de combinaciones ofensivas -ahí se podría destacar también la capacidad asociativa de Barreiro, aunque en su caso con todos sus compañeros- vive un equipo. Defender también es muy importante, como ha evidenciado a lo largo de las últimas semanas un Alavés que ha echado el candado a su portería. Y, en esa labor de contención, la figura de los dos centrales resulta fundamental.
En este sentido, Laguardia y Jarosik han conformado una pareja de extremada solvencia, mayor aún que la que al principio del curso formó el propio Laguardia con Migue. La velocidad del maño se complementa a la perfección con el posicionamiento del checo. Poderosos en el juego aéreo y contundentes por igual, los dos responsables del centro de la defensa han conformado en la segunda vuelta un eje sólido sobre el que se ha asentado la seguridad de un equipo que defensivamente se encuentra en su mejor momento.