Vitoria - El renacimiento como futbolista de Manu Lanza viene asociado a un club y a un entrenador. El Sant Andreu del vitoriano Natxo González. Tras haber abandonado la cantera del Barcelona y después de unas primeras experiencias profesionales frustrantes, el nuevo jugador alavesista se vio obligado a enrolarse en un club de Tercera División. Era la última moneda al aire del catalán, que desde que había entrado en el fútbol profesionalizado siempre había vivido la cruz de este deporte. Renacer o colgar las botas. Apenas había vuelta de hoja para el fino extremo barcelonés, cansado ya de los varapalos. Tres años en el club cuatribarrado a las órdenes del técnico vitoriano, el entrenador que durante más años le ha dirigido durante su etapa profesional, supusieron el trampolín que su carrera necesitaba. Y una vez que consiguió explotar todo el talento acumulado en su pierna izquierda, su ascenso fue imparable hasta llegar a Primera División de la mano del Espanyol.

Natxo González todavía recuerda con sorpresa el momento en el que le ofrecieron hacerse con Lanza, cuando en el verano de 2007 inició su etapa en el Sant Andreu después de haber cerrado un periplo exitoso en el Reus: “Llegó en agosto, casi a última hora. No le habían salido las cosas en sus etapas anteriores, pero en el fútbol catalán era muy conocido y estaba llamado a hacer grandes cosas cuando estaba en la cantera del Barcelona. Tenía mucho nombre en el fútbol catalán y poder tenerlo con nosotros era todo un privilegio que se nos hacía muy raro porque todos sabíamos la enorme calidad que tenía. Nos demostró todo el talento que lleva dentro y se convirtió con sus goles y su aportación en un ídolo en el Sant Andreu y uno de los grandes artífices de aquella etapa tan bonita del club”.

Lo primero que tuvo que aplicar el entrenador vitoriano con su nuevo jugador fue cariño. Muchas palabras de ánimo para tratar de recuperar su mejor versión como futbolista. “Conseguimos darle un empujón dándole mucha confianza y él con su talento puso todo lo demás para llegar hasta donde ha llegado. Es un futbolista de los que estás orgulloso de haber dirigido porque disfrutas viéndolo entrenar y jugando”, señala el vitoriano.

Muchas horas de entrenamientos y partidos viendo a Lanza, analizando sus movimientos y estudiando sus virtudes y defectos. Nadie mejor que Natxo González para explicar cómo juega el nuevo fichaje alavesista, al que dirigió durante tres temporadas seguidas en las que el extremo fue una de las grandes figuras para la afición del estadio Narcís Sala, dejando muchas acciones para el recuerdo.

“Es talento puro, muy desequilibrante en el uno contra uno y con una gran pierna izquierda. Es muy bueno en los servicios a balón parado y tiene mucho peligro en los lanzamientos de falta directa. Está dotado técnicamente al más alto nivel y por eso ha llegado hasta donde ha llegado. Además un aspecto a destacar es que, a pesar de ser zurdo, maneja la pierna derecha bastante bien y eso le permite irse por los dos perfiles y tiene más opciones cuando le tapan el lado bueno”, detalla el actual entrenador del Reus.

Como jugador zurdo, la banda izquierda ha sido su posición habitual, pero de la mano de Natxo González también probó otras alternativas. Una de ellas, el cambio al perfil derecho, una demarcación en la que destacó tanto en el Eibar como en el Sabadell.

“Puede jugar en cualquier posición ofensiva, pero yo creo que en la banda derecha es donde se le puede sacar un mayor rendimiento. Desde ahí puede ir hacia dentro y sacar un disparo con su perfil bueno o buscar ese último pase que muchas veces parece que solo él ve. Además, como con la derecha también se maneja bien, cuando le cierran la salida hacia el centro también puede irse por banda y tiene capacidad para sacar buenos centros”, explica.

Esos tres años de convivencia también le descubrieron a Natxo González un futbolista de fuerte carácter: “Es un tipo de jugador especial, como lo suelen ser todos los futbolistas talentosos. Es muy ganador y tiene ese carácter fuerte que le hace ser muy exigente consigo mismo. Va con su forma de ser. Yo destacaría que es una persona a la que no le puede la presión. Ya pueden ir las cosas muy mal, que siempre quiere ser protagonista”.

Tras este periplo en el Sant Andreu, la zurda de Manu Lanza ya era preciada. Un año más pasó en la categoría de bronce quedando al borde del ascenso en el Eibar para acabar dando el salto de categoría precisamente con el club que eliminó a los armeros, el Sabadell. Regresaba así el barcelonés a la categoría que tan fugazmente había degustado con el Lleida para abrirse con los arlequinados las puertas de Primera con si fichaje por el Espanyol gracias a ese excepcional toque de balón con una pierna izquierda que recuperó toda su magia y esplendor de la mano de Natxo González. El vitoriano considera que Mendizorroza va a disfrutar durante los próximos meses con este futbolista pleno de talento que volvió a nacer para el fútbol en Tercera División justo cuando la pasión parecía agotarse.

“Imagino que el Alavés buscaba un extremo de este perfil, muy desequilibrante y con capacidad de gol y creo que al equipo le va a dar muchas cosas positivas. Mendizorroza va a disfrutar mucho con Lanza y espero que en unos cuantos partidos toda la afición grite su nombre porque a la gente que le gusta el fútbol le gustan este tipo de jugadores que son capaces de hacer cosas diferentes y que se atreven a intentar jugadas en el campo que otros no son capaces de hacer. Espero que le aporte mucho al Alavés”, concluye el entrenador vitoriano.