Vitoria - Para el Alavés solo parece haber una manera de interpretar el fútbol. Y es a la carrera. El juego de este equipo se basa en un ritmo que se hace asfixiante para los rivales y en hacer que el balón vaya de un área a otra con la mayor rapidez y el menor número de pases que sea posible. El planteamiento no es malo y ha demostrado que da buenos resultados, pero el problema viene cuando se olvida que hay otras maneras diferentes de ver el fútbol dependiendo del estado de cada partido. A este Glorioso parece darle igual todo. Solo tiene una marcha. Con ella mata. Pero, como ayer, con ella también muere. Desgraciadamente, la historia del empate contra el Las Palmas no es un episodio esporádico. Un guión similar al de ayer ya se había interpretado en Mendizorroza. Fue en el recordado encuentro ante el Alcorcón, un rejón clavado muy hondo. Pues bien, el Alavés volvió a exhibir ayer toda su humanidad para tropezar de nuevo en la misma piedra. Con el gol de Despotovic y la expulsión absurda de Mesa el camino hacia la victoria muy allanado. Más aún viendo que el Las Palmas quemó sus cartuchos con un par de remates a balón parado que se fueron desviados. Deberían haber sido avisos suficientes, pero el Alavés una vez más optó por el ataque, muchas veces desbocado, en vez de apostar por la calma. El partido pedía amasar el balón, hacerlo circular para desgastar a un rival que tenía prácticamente izada la bandera blanca. Pero se volvió a fiar todo al contragolpe. La intención de ampliar la ventaja en vez de porfiar por conservar la renta mínima. Y, de nuevo, salió cruz. El Las Palmas optó por partirse en dos y asumir riesgos. Pocos defensas para frenar las cabalgadas alavesistas, pero presencia permanente de jugadores en ataque en busca de un último zarpazo. Hubo momentos en los que el equipo albiazul hizo circular el balón con calma, pero volvieron a ser mayoría las ocasiones en las que se buscó la transición rápida. Las entradas en el campo de Sangalli y Vélez fueron una clara declaración de intenciones. Y en ese ida y vuelta, el equipo canario le hizo pagar al Glorioso sus prisas cuando se requería calma.
Bulo. El entorno albiazul se ha apresurado esta semana a advertir entre medios y aficionados del club la existencia de una entrevista falsa con Einar Galilea en la que éste habría criticado ser el que menos cobra del equipo por su condición (falsa) de celíaco.