Vitoria - Una de las frases más recurrentes de la sabiduría popular es que nunca hay dos sin tres y a ella se aferra en estos momentos el Deportivo Alavés para encarar con un mínimo de esperanza su complicado compromiso del próximo sábado ante el Las Palmas. Resulta evidente que la escuadra albiazul atraviesa por su momento más delicado de la actual temporada y que necesita una dosis de confianza como el respirar pero los tropiezos ante Mirandés y Valladolid no ayudan precisamente a que abunde el optimismo. Sin embargo, por contradictorio que pueda parecer, es precisamente en estos malos resultados donde El Glorioso puede comenzar a cimentar su regreso.

Y es que los precedentes demuestran que el conjunto de Alberto dispone de la solidez y arrestos suficientes para plantarse ante la adversidad. De esta manera, desde que arrancó el presente ejercicio el Alavés ha encadenado dos derrotas consecutivas en Liga en un par de ocasiones antes de la actual. Pues bien, su respuesta a esa situación ha sido siempre la misma y, lo que es más importante, satisfactoria. En ambos casos a esos tropiezos le sucedió una victoria ejerciendo de local. Teniendo en cuenta que el equipo juega este sábado en Mendizorroza, parece el plan ideal.

La primera vez que el combinado albiazul se encontró con un obstáculo de este tipo fue en los albores de la competición. En la cuarta jornada el Barcelona B se llevó los tres puntos del Paseo de Cervantes (2-3) y una semana después el Alavés no fue capaz de sacar nada positivo de su visita a Zaragoza (1-0). Cuando los fantasmas de lo sucedido la pasada campaña comenzaban a aparecer, el sexto capítulo liguero se convirtió en un perfecto bálsamo. El Sabadell pagó los platos rotos y antes de cumplirse la hora de juego ya perdía 3-0. Pese a que en los minutos finales hizo acto de presencia cierto nerviosismo, lo cierto es que ni siquiera tras el gol de Tamudo (3-1) llegó a peligrar la victoria.

A partir de ahí El Glorioso protagonizó una racha bastante positiva hasta que el tropiezo ante el Numancia (0-2) de la decimoquinta jornada dio paso al otro momento crítico del curso. Los de Alberto volvieron a caer siete días más tarde en su visita a la Ponferradina (2-1) y las alarmas comenzaron a sonar. Con este panorama, el Alavés recibió al Albacete en la decisoséptima jornada en una situación de elevada necesidad. Y, aunque con más apuros de los que se suponía, se reencontró con el triunfo (2-1) y dejó atrás la trayectoria negativa que arrastraba.

Ahora, tras las derrotas ante Mirandés y Valladolid del inicio de 2015, el cuadro albiazul necesita repetir los precedentes y superar al líder Las Palmas en Mendizorroza si no desea complicarse de manera notable el futuro. Para ello, tendrá que dar un giro radical al juego que viene practicando últimamente y recuperar las señas de identidad que le han permitido ser un grupo sólido y solvente en algunos momentos de la presente temporada.