Valladolid - Se encuentra el Deportivo Alavés sumido de lleno en su particular invierno de la temporada y solo el alimento almacenado en el granero y la escasa capacidad ganadora de todos los equipos que se encuentra metidos en la zona baja le permiten en estos momentos sobrevivir sin excesivos agobios. El cuadro albiazul sufrió en Valladolid la cuarta derrota en sus últimos seis partidos y sigue excavando hondo en su particular crisis. El nivel del agua sigue subiendo a una velocidad alarmante. Ayer fue como consecuencia de una primera parte nefasta y una segunda en la que los vitorianos no fueron capaces de aprovechar una de sus pocas ocasiones antes de que el cuadro pucelano resolviese el partido. El equipo sigue con su caída en picado, aunque, por fortuna, de momento se mantiene en zona de seguridad. Es el consuelo que queda hasta que vuelva a lucir un sol que ahora se ve muy lejano.

Tras el desaguisado contra el Mirandés aseguró Alberto que iba a optar por la vía de los cambios y de sobra cumplió su promesa. Hasta cuatro variantes, una por línea, incluyó el técnico alavesista en su alineación de inicio, con Raúl García en el lateral izquierdo, Manu García en el doble pivote, Tejera ejerciendo como enganche y Despotovic en punta. Acertar el once del guipuzcoano hubiese supuesto un premio millonario en las casas de apuestas, con la recuperación de varios jugadores que estaban desaparecidos por completo, con mención especial a un Tejera que no era titular desde la visita al Mallorca en la octava jornada y que tampoco parecía adaptarse a la perfección a lo que el partido de ayer exigía. Pero, vistos los últimos resultados, el equipo necesitaba un lavado de cara y desde el banquillo se apostó por no continuar insistiendo en el mismo bloque que últimamente no había respondido a las expectativas.

La puesta en escena alavesista en nada se pareció a la del último partido, pero casi desde el arranque ya dejó claro en Valladolid que su calidad es con creces superior a la que tiene en sus filas el Mirandés. Ya en el primer ataque blanquivioleta quedó claro que el problema iba a venir marcado por la velocidad de sus extremos y aunque el conjunto vitoriano se mostró solvente y serio en el juego, llegando a proponer incluso acciones de jaque a su oponente, en una fulgurante salida con balón en largo a la carrera de Mojica llegó el desequilibrio y la ventaja para que Álvaro Rubio desequilibrase el marcador con apenas 16 minutos.

Si la idea inicial pasaba por meter presión al rival resistiendo durante mucho tiempo el igualado marcador inicial, el plan se vino abajo casi a las primeras de cambio. Y con ello llegó el sufrimiento de un equipo que dejando espacios a la espalda de su zaga lo pasa muy mal.

Con la calidad en el pase de Pereira, los velocísimos Jeffren y Mojica se convirtieron en amenazas de intensidad máxima que en cualquier momento podían dinamitar definitivamente el partido con una de sus internadas. Y, ante ese peligro evidente, un Alavés que disfrutó de mucho balón pero que fue del todo incapaz de encontrar resquicio alguno en uno de los entramados defensivos más solventes de la Liga Adelante. Se agazapó el Valladolid en busca del zarpazo mortal que cerrase el encuentro incluso antes del descanso y ciertamente fue el equipo que más cerca estuvo del gol ante un conjunto vitoriano incapaz de hilar alguna acción decente en las inmediaciones de una portería en la que vio a Javi Varas siempre desde lejos.

Salió el Alavés espoleado de los vestuarios, consciente de que puntuar era un premio gigante. Y la escasa presencia en las inmediaciones del área rival en la primera parte se convirtió en la segunda en una amenaza mucho más evidente para una parroquia pucelana que comenzó a ponerse nerviosa. Sobre todo en unas acciones a balón parado en las que el cuadro albiazul parece haber encontrado el camino hacia el remate. Así, en una doble ocasión consecutiva Despotovic remató al larguero y Laguardia, posiblemente agarrado de la camiseta, no fue capaz de embocar el balón cuando lo tenía todo a favor. En todo caso, el signo del partido había cambiado y el equipo vitoriano mostraba sus dientes.

Por desgracia, la diferencia de calidad entre ambos contendientes acabó resultando definitiva. El Glorioso no aprovechó las opciones que tuvo para empatar y el equipo blanquivioleta resolvió en la única ocasión que tuvo en la segunda parte, con Mojica marcando a placer tras una virguería de Óscar González que sumía aún en mayores problemas al Alavés.

En una tarde muy gris del equipo evitó que el resultado fuese mucho más abultado con un par de intervenciones decisivas en remates en los que la parroquia local ya cantaba el gol.

Se le presentaba una tarde muy complicada ante Mojica que es pura velocidad y el madrileño sufrió lo indecible con el extremo, que realizó la jugada del primer gol y marcó el segundo.

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1-0, minuto 16: Álvaro Rubio. MBalón en largo a Mojica por la izquierda, que saca ventaja a la zaga albiazul y cede a la frontal para la llegada en carrera y el remate seco de Rubio

2-0, minuto 74: Mojica. Gran acción individual de Óscar González que saca ventaja con un sombrero en el área y le da el pase de la muerta a Mojica para que remate a placer.

Amonestó a Galán (minuto 28), Timor (minuyto 36), Rueda (minuto 56), Einar (minuto 85). Expulsó al preparador físico del Alavés, Gerardo Izaguirre, en el minuto 60.