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0-1, minuto 21: Toti. Saque de banda de Galán que despeja la defensa mal y el rechace lo empalma Toti con la zurda en disparo raso que supera a Dinu.
1-1, minuto 74: Yuri. Gran acción individual de Pablo dentro del área superando a tres defensas y el pase de la muerte los remata solo Yuri.
2-1, minuto 77: Yuri, de penalti. Galán derriba en el área a Pablo y el brasileño marca desde los once metros con un disparo raso a la izquierda.
Expulsó a Galán por doble amarilla (minutos 77 y 83). Amonestó a Laguardia (minuto 12), Jonathan Ruiz (minuto 33), Ramírez (minuto 45), Castañeda (minuto 63), Yuri (minuto 70), Tejera (minuto 72), Pablo (minuto 75).
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El Deportivo Alavés sigue manando sangre por una herida que estuvo a punto de cicatrizar ayer con los tres puntos de sutura de una nueva victoria a domicilio pero que el siempre eficaz verdugo Pablo Infante se encargó de infectar todavía un poco más. El Glorioso volvió a exhibirse en una primera parte de absoluta brillantez en la que de nuevo le faltó estirar un poco más su ventaja en el marcador y en el segundo acto acabó claudicando casi con impotencia ante una nueva aparición resolutiva de ese jugador que lleva años amargándole la existencia. La calidad del burgalés, un futbolista diferencial, hundió a ese Alavés que se vino abajo cuando acariciaba con la yema de los dedos su redención.
Plantó Alberto un once en el que se mantuvo la tendencia de las últimas jornadas y en el que la principal novedad fue el regreso a la titularidad de Laguardia en el eje de la zaga relevando a Einar y de Vélez en punta sustituyendo a Barreiro. Prietas las filas, tratando de ahogar el buen juego con balón de la Ponferradina y buscando las salidas con verticalidad y velocidad. El guión conocido de este Alavés que como visitante es un auténtico peligro para su anfitrión. Mucha presencia en el área leonesa y constante sensación de nerviosismo para un equipo berciano superado por esa tradicional avalancha inicial vitoriana.
El problema en esos ataques iniciales llegó de nuevo al internarse en el área del equipo local, ya que las llegadas fueron reiteradas pero no hubo remate alguno en condiciones. Sensación de dominio del duelo y también de peligro en su ofensiva, pero sin llegar a ejecutar en los metros definitivos. De nuevo, los pupilos de Alberto interpretaban el guión a la perfección a la espera del premio del gol, que acabaría llegando de nuevo en una acción de calidad. Un saque de banda de Galán, la pelea de Vélez y un rechace que Toti empalmó a gol con un poderoso zurdazo para volver a evidenciar que este Glorioso es un bloque tremendamente efectivo a domicilio.
Las dudas sobre el rendimiento defensivo de la Ponferradina estaban sembradas desde hacía tiempo -Manolo Díaz cambió ayer de nuevo de portero- y el cuadro albiazul no hizo otra cosa que echar abono y tirar de regadera para que creciesen. Y es que en los minutos que siguieron al gol de Toti el dominio visitante se redobló ante un equipo leonés que acusó el golpe y que sufría para contener las múltiples vías de agua que los albiazules abrían en sus filas con llegadas constantes.
De nuevo la balanza del haber superó ampliamente a la del debe y bien pudo haber dejado el Alavés resuelta la victoria antes del descanso, pero el problema que tiene este equipo en la zona definitiva del campo -las jugadas a balón parado se acumularon de nuevo sin remate alguno, una cuestión sangrante- es la que le ha impedido ser mucho más eficiente a lo largo de todo el curso. Y es que, con Manu Fernández de mero espectador, el equipo vitoriano borró del césped a un conjunto como el leonés de una calidad tremenda en vanguardia y muy poderoso en El Toralín.
Varió el escenario por completo en el arranque del segundo acto con una Ponferradina que consiguió salir de la cueva y enseñar los dientes en señal amenazante. Ante esa ofensiva, el cuadro vitoriano se pertrechó en torno a su área, incapaz de sacar el balón jugado para conseguir un poco de oxígeno. Sensación de agobio creciente, pero se consiguió capear el temporal hasta que Pablo Infante decidió llegado el momento de ensañarse con su víctima preferida. Dos genialidades consecutivas del extremo burgalés sirvieron para que Yuri le diese la vuelta al marcador en apenas tres minutos, dos goles que tuvieron continuidad con la expulsión de Galán que sumía al Alavés en la más absoluta impotencia. La herida sigue manando sangre y el partido del próximo domingo contra el Albacete adquiere ya tintes de trascendental.
Dominio absoluto. El Alavés estuvo de nuevo brillante en una primera parte de manual en la que maniató a la Ponferradina y no le permitió ni una ocasión. El cuadro albiazul llegó al área rival con peligro y tuvo premio con un zurdazo de Toti desde la frontal, aunque por llegadas pudo haber sacado un mejor resultado al descanso.
Aparece Pablo. La Ponferradina se fue al ataque en el arranque del segundo acto y borró del campo a un Alavés que consiguió frenar la primera oleada pero que nada pudo hacer cuando Pablo sacó a relucir toda su clase para generar las dos acciones que culminaron con los goles de Yuri.
De más a menos. El Alavés borró del campo a la Ponferradina en una primera parte brillante en la que solo le faltó generar más oportunidades para que el gol de Toti no se quedase solo en el marcador. Se esperaba una reacción del equipo local en la segunda parte y así fue, pero tras capear el temporal inicial irrumpió un Pablo Infante de nuevo estelar e imparable que resolvió el partido.
Lleva unos cuantos partidos a un nivel muy alto y ayer consiguió el gol que puso por delante al Alavés en una gran primera parte que no tuvo después continuidad tras el descanso.
Muy bien en la primera parte, pero incapaz de contener a Pablo cuando destapó el tarro de las esencias. Dos internadas por su zona para los dos goles y además expulsado.