vitoria - Se acaba de superar el primer cuarto del campeonato en Segunda División y todavía restan por ponerse en juego más de noventa puntos pero ya es momento de comenzar a realizar balances de lo acontecido hasta la fecha y lo que espera en el futuro. Sobre todo, si atendemos a las teorías que suele exponer en público Javier Zubillaga. El director deportivo albiazul sostiene que “entre las jornadas diez o doce se ve dónde va a estar cada equipo” a la conclusión del curso. Teniendo en cuenta que el Alavés consumió el pasado sábado ante el Alcorcón su undécimo capítulo liguero, puede comenzar a esbozar un imaginario dibujo del panorama que le aguarda allá por el mes de junio próximo.
Y, a priori, se trata de un cuadro esperanzador. Porque, en estos momentos, la escuadra vitoriana ocupa la décima plaza en la tabla clasificatoria gracias a los catorce puntos que han subido a su casillero. Una situación que le ubica prácticamente en el ecuador del pelotón de 22 conjuntos que integran la categoría de plata, con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso e idéntica distancia respecto a los puestos de promoción.
En definitiva, una posición tranquila que, en principio, augura una temporada sin las angustias extremas experimentadas el pasado ejercicio. Entonces, hubo que esperar hasta el último minuto de la última jornada para certificar la salvación pero en esta ocasión, siempre que se mantenga la trayectoria actual, el objetivo debería conseguirse con un margen bastante más amplio. No obstante, también parece bastante evidente que, salvo explosión espectacular en lo que resta de curso, el Alavés no estará inmerso en la pelea por el ascenso a la Liga de las estrellas.
Hace un año, la situación era bien diferente y el paso del tiempo acabó por agudizar los graves problemas que ya se apuntaban en aquel momento. Porque tras la disputa de la undécima jornada, saldada con empate (2-2) ante el Zaragoza en La Romareda, El Glorioso era decimoséptimo con trece puntos en su casillero y, lo que era bastante más preocupante, únicamente uno de renta sobre los puestos de descenso a los que terminaría cayendo dos semanas después y de los que prácticamente sólo salió tras la agónica victoria en Jaén.
En resumen, que si la proyección resultante de las teorías de Javier Zubillaga es fiable, los aficionados albiazules pueden respirar con cierta tranquilidad. Más aún teniendo en cuenta que, hasta el momento, son varios los puntos que se han escapador por auténtica mala suerte y que la balanza de la fortuna acostumbra a compensarse.