Vitoria - Una inesperada muerte súbita en el mejor momento de su carrera acabó con la vida de Dani Jarque en una sobremesa del mes de agosto de 2009, en plena pretemporada cerca de Florencia, cuando tenía 26 años y lideraba a un Espanyol que entonces dirigía Mauricio Pochettino. Aquel infarto no solo se llevó por delante a un ídolo de la afición perica sino que marcó un antes y un después en el fútbol español, acostumbrado desde entonces a ver recordado su nombre en infinidad de gestos por parte de sus compañeros. Quizá el más sonado de todos ellos fue el que protagonizó Andrés Iniesta, uno de sus grandes amigos, en el Mundial de Sudáfrica de 2010, cuando celebró el gol de la final mostrando al mundo una camiseta dedicada a su amigo. Con el tiempo se fueron sucediendo gestos parecidos como el de José Callejón, excompañero del central en el cuadro blanquiazul que hoy milita en el Nápoles, donde sigue homenajeando a su colega con la misma camiseta: “Siempre jugaré con ella por debajo, me da mucha fuerza y ánimo”, ha defendido el delantero murciano.
En el mismo entorno futbolístico en el que se forjó Jarque también lo hizo Miguel Angel González, Migue, central del Alavés llegado esta temporada del Girona. En ese contexto y fruto del carácter que ambos compartían desde chavales surgió una amistad que aún hoy perdura. Y es que el central de Tarragona, al igual que Iniesta, Callejón y tantos otros futbolistas que le conocieron, también lleva varios años homenajeando al “eterno 21” con una camiseta serigrafiada en blanco y negro con la cara del que un día fue su rival y poco después su amigo. “Con la camiseta con su cara y su número es una manera de recordarlo y tenerlo presente”, ha recordado en más de una ocasión el central.
Aquellas botas... A reforzar su amistad también contribuyó el hecho de que ambos compartían representante -entonces el exjugador del Espanyol Mágico Díaz- además de detalles cotidianos como las botas que Jarque le regaló a Migue cuando éste jugaba en el Girona y con las que logró, de manera casi premonitoria, el gol del ascenso a Segunda División con el conjunto catalán. “Las tengo todavía enmarcadas”, recordó el propio futbolista a la cadena SER tras el partido de El Glorioso en Zaragoza, donde un fotógrafo local captó de chiripa la imagen de la camiseta que llevaba por debajo de la oficial. Hasta entonces, al margen de la familia y los compañeros, muy poca gente conocía la existencia de este ritual. “No es mi intención mostrar nada durante los partidos. Esto es un asunto personal y no me hace falta que lo vea nadie”, zanjó Migue en este tema, que de momento se ha librado del incomprensible reglamento del Comité de Apelación que impide la muestra de mensajes o fotos de apoyo so pena de sanciones de hasta 3.000 euros. Ridículo escenario que no tuvieron que soportar otros exjugadores del Alavés como Pedro Riesco o Antonio Karmona, que en su día mostraron camisetas de apoyo a Víctor Bermúdez, compañero lesionado, y a Unai Elezkano, preparador físico fallecido.