Vitoria - Los albores de la nueva temporada para el Deportivo Alavés están siendo desesperantes porque sus resultados están por debajo del juego desarrollado. Pero como en el mundo del fútbol los desequilibrios se producen en las áreas, de muy poco sirve hacerlo mejor o peor cuando se está fuera de ese rectángulo que para el cuadro albiazul, sobre todo en su ofensiva, parece encontrarse vedado. Atrás no se está sufriendo en exceso, hasta la zona de tres cuartos el equipo ha rozado incluso la brillantez por momentos, pero cuando toca afrontar los metros decisivos es cuando aparecen los nubarrones negros. Internarse en el área y disparar se convierte en una tarea bastante complicada, pero es que además cuando se consigue ese penúltimo paso la puntería en los remates se encuentra por debajo del mínimo exigible en la mayoría de los compromisos. Curiosamente, en los dos partidos ganados ante Osasuna y Sabadell el nivel de acierto fue brutal, cercano a la perfección, pero en el resto de compromisos ligueros la puntería ha brillado por su ausencia. A veces el gol no ha llegado porque no se han generado demasiadas ocasiones, pero en otros duelos ha sido una pura y dura falta de acierto en el área, una zona que en estos momentos parece vedada para los pupilos de Alberto.

Vive El Glorioso abonado al nueve en estos momentos, ya que es la cifra que presenta su casillero de puntos, goles a favor y tantos en contra. El segundo apartado es en estos momentos el realmente preocupante. No se trata de una cifra baja en global, pero sí que lo es si se tiene en cuenta el reparto de la misma. Y es que ocho de esos nueve goles los ha conseguido el cuadro albiazul en apenas tres partidos (Osasuna, Barça B y Sabadell), mientras que en los otros cinco solo ha marcado uno más y fue el que se metió el Leganés en propia puerta en la primera jornada. Las cuentas son sencillas y reflejan bien a las claras que en la mitad de los partidos, cuatro de ocho, el conjunto vitoriano se ha quedado sin festejar ni un solo tanto. Si a eso se le añade que en la eliminatoria copera ante Osasuna las dos dianas llegaron cuando la segunda parte de la prórroga estaba expirando, la evidencia del problema es clara.

En sus dos únicas victorias ligueras, el Alavés ha repetido el mismo patrón. Acierto en una de sus primeras ocasiones y luego sabiduría a la hora de jugar con espacios y manejar las urgencias del rival. El problema ha llegado cuando en esas ocasiones que el equipo siempre genera al principio no ha llegado el gol. Entonces el peso de los minutos y de los fallos parece hacer mella en los albiazules, que en no pocos partidos se han ido ya a la ducha con la sensación de haber perdonado a su rival para acabar al final cediendo puntos de manera inexplicable. El ejemplo más sangrante, el vivido este mismo sábado en la visita a un Mallorca que estaba tendido sobre la lona y al que el Alavés no fue capaz de rematar para regalarle a continuación la vida.

El problema le llega al equipo de Alberto cuando tiene que internarse en el área. Ahí las ideas se le nublan y no acierta a escoger las mejores opciones para sus intereses. A veces su insistencia no se transforma en una buena cantidad de ocasiones, como le sucedió por ejemplo ante el Llagostera; mientras que otras veces simplemente no se acierta con los remates, como ocurrió ante el Mallorca.

A estas dificultades se le une la escasa efectividad que el equipo está teniendo en las acciones a balón parado, en las que está obteniendo muy poco rendimiento. Quitando los dos penaltis marcados, la única jugada de estrategia que ha acabado en gol fue el tanto de Migue ante Osasuna en una falta lateral. Pero incluso no fue un remate directo del central, ya que el balón le rebotó en el cuerpo tras un mal rechace del portero. El Alavés acumula en cada partido varios saques de esquina y faltas en las inmediaciones del área, pero hasta la fecha no ha dado con la tecla del acierto en este tipo de acciones que son determinantes en el fútbol actual y que suelen propiciar entre un tercio y la mitad de los goles de cada equipo.

Con estos datos, la obligación es mejorar cuanto antes el rendimiento ofensivo para que el buen juego que el equipo practica habitualmente hasta el borde del área rival se convierta en muchos más puntos en el casillero.