Vitoria - En el seno del Deportivo Alavés discurre una semana en la que se tiene que definir lo que el club aspira a ser en el futuro. Desde que se produjera su segundo desembarco en la dirección deportiva de la entidad del Paseo de Cervantes, Javier Zubillaga ha reiterado una y otra vez que la apuesta por la cantera y el paso de futbolistas al primer equipo tienen que ser la base de trabajo de cara a las temporadas venideras, más aún cuanto la tesitura económica ya no es la adecuada para echar mano de talonario y fichar tantos jugadores de fuera. De ahí viene, por ejemplo, la idea de completar por fin esa pirámide del fútbol base de la provincia, a través de la suscripción de múltiples convenios, para que sea El Glorioso el que se acabe beneficiando de todo el trabajo de base que se realiza en los clubes alaveses y que los mejores talentos no se acaben marchando fuera. Pues bien, este sábado ante el Llagostera se tiene la opción de demostrar de nuevo que esa apuesta por lo propio va más allá de unas palabras que el viento se puede llevar si no se convierten en hechos. Hasta la fecha se han dado unos cuantos pasos que evidencian que el cambio es una realidad ya palpable y por esa misma razón no parece que vaya a producirse un cambio ahora y que Alberto optará por la vía lógica con la misma normalidad con la que ha tratado siempre estos aspectos. Es decir, que todo hace indicar que será Einar Galilea el encargado de ocupar el hueco que dejará en el eje de la zaga el sancionado Víctor Laguardia. Será una gran oportunidad para el propio jugador, pero al mismo tiempo también un acicate para los chavales que militan en las categorías y que verán así incrementada esa ilusión de llegar a vestir algún día la camiseta del primer equipo en el que llevan años formándose.

No será para el vitoriano ni el estreno en la categoría ni el primer partido oficial que dispute como titular. Juan Carlos Mandiá ya le dio la alternativa en la Liga Adelante el pasado curso disputando un buen puñado de minutos en las visitas a Numancia y, sobre todo, Las Palmas, mientras que hace dos campañas Natxo González le puso en el once inicial en un ya intrascendente partido en Estella que supuso el estreno para muchos canteranos. También Alberto ha dado sus pasos en este particular trayecto novedoso que para el Alavés supone la apuesta abierta por sus productos. Primero dando cabida en la primera plantilla al citado Einar y a Sergio Llamas y posteriormente haciendo jugar como titular al centrocampista en el estreno del presente curso en Leganés. Por esa parte, no parece que al técnico vaya a entrarle el vértigo.

Y es que el preparador alavesista parece escapar de esa tónica que tienen muchos entrenadores de apostar siempre por lo malo conocido. No son pocos los casos de técnicos que, llegados los problemas, prefieren ubicar en el césped a un veterano aunque tengan que situarlo en una posición a la que no está acostumbrado antes que dar cabida en el once a un joven que sí sabe lo que es jugar en esa posición. La experiencia y el poso que se supone que da suele pesar más, sobre todo cuando las situaciones clasificatorias son comprometidas.

En este caso, la tendencia no parece ser la tan habitual y si nada se tuerce Einar será el titular el sábado. Y eso que Alberto cuenta con alguna alternativa que ya ha manejado esta misma temporada y alguna otra que aún no se ha visto. La primera pasa por situar a Manu García en el eje de la zaga. La segunda sería dar entrada a Rafa García al lado de Migue. Incluso, rizando aún más el rizo, Galán podría actuar como central dejando el lateral a un extremo como Sangalli. Soluciones de emergencia que se estudiarían con profundidad y se analizarían sesudamente en muchos clubes que, como el propio Alavés no hace tanto, prefieren el producto de importación a la fabricación propia. En este caso, en las oficinas del club vitoriano se ha cambiado el guión tradicional y se han dado ya unos cuantos pasos que indican bien a las claras que ahora al menos la cantera cuenta para algo.

de menos a más Al margen de este tipo de debates, Einar tiene claro que tiene ante sí una nueva oportunidad para seguir demostrando que paso a paso se puede ir afianzando en el primer equipo y que puede ser una pieza importante en el entramado de Alberto en cuanto el irundarra lo crea necesario. De momento ha entrado en las seis convocatorias ligueras, aunque sus únicos minutos (13) llegaron en Leganés cuando salió al final para taponar el agujero en el centro del campo. En cambio, en el choque copero ante Osasuna completó los 120 minutos y tras un arranque en el que los nervios le jugaron alguna mala pasada demostró que tiene sobradas cualidades para dar un buen rendimiento en la categoría.

Un par de fallos de concentración, seguramente cuestión de nervios, en los albores de ese duelo copero no fueron obstáculo para que el joven defensa vitoriano acabase firmando un partido muy serio. Zanjados esos problemas iniciales, Einar demostró que se trata de un central de mucha velocidad al que los años y la competición le permitirán ganar también en colocación y lectura de juego. Pecados de juventud eso de ir siempre a tumba abierta, pero será el tiempo el que le enseñe a medir la intensidad. Ahora pecar por exceso no es ningún defecto. Además, con balón es un defensa que no se esconde y que con su zurda puede poner muy buenos balones con desplazamientos en largo o también dando salida rápida en corto. Y, por si fuera poco, físicamente se encuentra a un nivel que roza el sobresaliente, ya que mientras que muchos de sus compañeros acabaron con una fatiga enorme él aguantó el esfuerzo a la perfección a pesar de que se trataba de su estreno de verdad en un nivel superior al que estaba habituado.