Vitoria - Que el Deportivo Alavés no va a tener problemas en su supervivencia en caso de descender de nuevo a Segunda División B es una certeza que tiene que aportar un punto de tranquilidad de cara a futuro de consumarse la tragedia, pero esta constatación de que existe futuro incluso en una categoría inferior no tiene que ser un obstáculo para comprender que por la permanencia pasa todo el futuro a corto-medio plazo, las opciones de esa estabilidad que se lleva tanto tiempo ansiando y la posibilidad de poner los cimientos para retos más importantes a largo plazo. La continuidad en la Liga Adelante supone estabilizar definitivamente al club y, sobre todo, supondría el trampolín necesario para emprender retos más exigentes con ese ansiado regreso a Primera División en el horizonte.

Económicamente, el Alavés no tendría ningún problema para salir adelante en la categoría de bronce. Los acuerdos firmados con las instituciones aseguran el ingreso de alrededor de 1,8 millones de euros anuales, que se reparten en 1,3 de la Diputación Foral de Álava, 360.00 del Ayuntamiento de Vitoria y 200.000 del Gobierno Vasco, cifras que se acordaron en el acuerdo que llevó al grupo inversor liderado por Josean Querejeta a asumir la mayoría accionarial de la entidad del Paseo de Cervantes cuando amenazaba ruina.

Esas cantidades pactadas con las instituciones son inamovibles, pero el final de ese gran pacto está cada vez más cercano -a lo largo de 2015 llegarán los últimos ingresos- y al club es al primero que le interesa no tener tanta dependencia de un dinero público que amenaza con verse drásticamente reducido en su cuantía en cuanto expire el acuerdo firmado. Y sobrevivir en Segunda B sin ese enorme remanente -supondría prácticamente la mitad del presupuesto del próximo curso- sería ciertamente complejo teniendo en cuenta que generar recursos en la categoría de bronce es muy complicado.

Para ver la relevancia monetaria que tiene el cambio de categoría solo hay que repasar las cuentas presentadas por el propio club a lo largo de las dos últimas campañas. Si en Segunda B se ingresaron en el último año 4,3 millones de euros, la previsión para el presente ejercicio en la Liga Adelante era de percibir 7,2 millones de euros. En este sentido, el cambio más relevante viene marcado por los ingresos televisivos, que actualmente ascienden a 2,5 millones de euros y que desaparecerían casi por completo con el descenso.

También se perderían buena parte de los montantes que se perciben por parte de la Liga de Fútbol Profesional -en todo caso, existe una ayuda al descenso-, los derivados de la competición o los que llegan a través de la venta de publicidad. Y, de la misma manera, la campaña de captación de abonados se vería muy mermada ya que tras el ascenso no se aplicó un gran incremento en el pase de temporada pero sería paso casi obligado reducirlo en con el descenso para no perder masa social.

Precisamente, la creciente presencia de aficionados en las gradas de Mendizorroza, es otro de los aspectos capitales que se juegan en la permanencia. En la temporada del ascenso el fervor alavesista resurgió en Vitoria y esta temporada, a pesar de los malos momentos vividos, ese apoyo ha tenido continuidad a lo largo de todo el curso y se ha incrementado en la fase decisiva para ofrecer una media de asistencia en los veintiún partidos disputados en Vitoria de 9.872 espectadores, lo que supone el sexto mejor registro de la Liga Adelante. Caer de nuevo al pozo seguramente llevaría a varios de esos aficionados que se han reenganchado al equipo a dejarlo de nuevo de lado, mientras que la permanencia propiciaría que muchos de esos que se han animado el próximo año se hagan abonados y se pueda incrementar la cifra de alrededor de 8.000 actuales, siendo así uno de los clubes con mayor apoyo social de la categoría.

un año trascendental Analizadas las penalizaciones que existirían en los planos económico y social en caso de descenso, el otro lado de la moneda, el de la permanencia, presenta ángulos que invitan al optimismo y que harían augurar un futuro de creciente felicidad en una entidad que a lo largo de los últimos años ha estado encorsetada por sus problemas económicos. El principal de ellos, el proceso concursal en el que el club sigue inmerso pero que tocará a su fin el próximo mes de noviembre cuando se ejecute el último pago, de alrededor de un millón de euros, del convenio de acreedores. Esa lacra que se viene abonando regularmente a lo largo de los últimos ejercicios está a punto de desaparecer y supondrá liberar del presupuesto una cantidad económica muy relevante.

De la misma manera, y al contrario que en el presente curso, el Alavés tampoco tendría que hacer frente el próximo año al canon exigido por la LFP por el regreso a la Liga Adelante ni tampoco a la deuda con la Liga que se arrastraba de la anterior etapa. Ahí quedará liberado alrededor de otro millón de euros. Y es que desde el club ya se tenía claro desde el pasado verano que el primer año en el fútbol profesional iba a ser extremadamente complicado por tener que hacer frente a esa serie de desembolsos extraordinarios.

Si a eso se le añade la posibilidad de hacer caja mediante algún traspaso (el de Viguera al Athletic es el más evidente, pero podría no ser el único), el club podría incrementar sensiblemente su presupuesto con respecto a la presente campaña, pero, sobre todo, dispondría de mucho más dinero para configurar su plantilla del que ha tenido en el presente curso.

El cuadro vitoriano ha estado a la cola de los equipos de Segunda en cuanto a gasto permitido en la confección de su plantilla -entre 2,5 y 3 millones de euros- a pesar de que su presupuesto de 7,2 millones es uno de los más importantes de la categoría. Así, solo en torno al 40% del dinero disponible ha ido destinado a las fichas de los jugadores. Liberadas las obligaciones antiguas y con dinero procedente de traspasos, el control económico al que la LFP somete a sus clubes no sería tan estricto con el conjunto alavesista, que así dispondría de mucho más dinero para confeccionar una plantilla que, a priori, sería más competitiva al poder acceder a futbolistas en estos momentos inaccesibles. Y, viendo la igualdad reinante en parte por la bajada de nivel de la categoría, eso podría poner al Glorioso a las puertas de objetivos mucho más ambiciosos.