Vitoria - La fe y el corazón, además de algunas incorporaciones lógicas al once inicial, han devuelto a la vida al Glorioso cuando bailaba ya con la muerte, y a estos mismos intangibles debe seguir agarrándose ahora si pretende sacar petróleo este domingo de Ipurua, donde el Eibar tiene una cita con la historia. Si el conjunto azulgrana se impone al Alavés y además se dan una serie de carambolas, al filo de las diez de la noche la villa armera podría ser testigo del primer ascenso a Primera División desde que el club el se fundara en 1940. En ese escenario tomará parte un Alavés en horas bajas al que solo le vale ganar, o como mal menor, empatar si quiere mantener la categoría una temporada más. A su favor juega la inercia positiva y la buena dinámica que viene protagonizando como visitante. El triunfo de la semana pasada en Lugo, sin ir más lejos, supuso la evidencia de que la escuadra albiazul funciona mejor como visitante (seis triunfos hasta la fecha) que en Mendizorroza, donde solo ha sumado cinco victorias. A esta tendencia y a otras más como la solidez defensiva que viene arrastrando el Alavés en los últimos tiempos, la tranquilidad que Alberto parece haber trasladado al equipo y, sobre todo, el acierto en la puesta en escena del once inicial con el regreso de jugadores hasta no hace mucho defenestrados, sugieren que El Glorioso puede obtener algo positivo en Ipurua.
Victoria sufrida También lo entienden así los 15 protagonistas convocados por DNA para elaborar esta particular quiniela del domingo. Por abrumadora mayoría -solo un periodista cree que el Alavés perderá-, el resultado indica que los vitorianos darán la sorpresa en Eibar, apuntalando un poco más la permanencia. Será una victoria, no obstante, "sufrida y trabajada", advierten, "fundamentada en un serio trabajo defensivo que evite errores infantiles como los que nos han costado demasiados puntos esta temporada".