ponferrada - Probablemente nadie que presenciara ayer el encuentro en El Toralín entre dos conjuntos que se estaban jugando la vida acierte a explicar lo inexplicable. Que básicamente, y en modo resumen, fue contemplar cómo uno de esos gladiadores, en este caso el Alavés, cuajaba una primera mitad seria, ordenada y con incluso un tanto de ventaja en el marcador para poco después, una vez abandonado el vestuario tras el descanso, saltaba al césped con el disfraz del miedo, las canillas temblando y un planteamiento timorato y conservador que solo Alberto acertó a discurrir. Porque de lo contrario no se explica que la cara que a partir de ahí mostró el Alavés fuera la de un equipo que salió a defender, a entregar la pelota y con una actitud extremedamente peligrosa que a los pocos minutos confirmó la errónea decisión del técnico, el gol del empate. Entraron ahí el irundarra y sus jugadores en una espiral de nerviosismo y pánico que resucitó los viejos fantasmas del pasado, sobre todo los defensivos. El partido se rompió, nadie quiso asumir el control del centro del campo y la inercia o el miedo a una derrota llevó al equipo a recular en exceso hasta el fatídico 2-1, el ejemplo perfecto de lo que nunca se debe tolerar en una jugada similar cuando uno se está jugado tanto. A esas alturas ya del partido, con un banquillo confundido - "El gol del empate había hecho que sacáramos a Alex (Ortiz) para intentar sujetar más nuestra zona defensiva, pero no ha dado los frutos, explicó Alberto- y unos jugadores que tampoco acertaban a explicar lo que estaba ocurriendo, el Alavés entregó las llaves del partido y se mostró incapaz de reaccionar. Tampoco las tardías entradas de Juanma y Quiroga alteraron el escenario, abocado ya a un increíble, por el demérito, triunfo local que casi da la salvación a la Ponfe, que aventaja al conjunto albiazul en seis puntos más el average. Asumida, por tanto, la oportunidad perdida y la falta de actitud para frenar al rival tras el descanso -"han salido muy enchufados y con el empate teníamos que haber parado el partido", resumió Rubio-, solo queda encomendarse de nuevo al viejo Mendi para agarrarse a la salvación, que el domingo pasa por derrotar al otro Deportivo, el de La Coruña, actual líder. "El margen de error es cero; contamos con esos tres puntos, sí o sí", concluyó Rubio.