Vitoria - El Coruxo es un conjunto de Vigo que milita en el grupo I de la Segunda B. Ocupa en estos momentos puestos de peligro en la tabla y hasta el pasado fin de semana coqueteaba incluso con el descenso. Sin embargo, los goles de un vitoriano y exalbiazul como Jonathan Reguero han permitido al conjunto gallego tomar aire y asegurar casi de forma matemática la permanencia un año más en la categoría de bronce del fútbol español. Gran parte de la culpa de esta situación la tiene el joven vitoriano, que en las últimas tres jornadas, no sólo ha visto portería con inusitada cadencia sino que incluso ha participado en acciones que han provocado pelnaltis y jugadas de peligro a favor de su equipo. Lo curioso de esta historia reciente es que antes de que eso ocurriera, Reguero tuvo que pasar por el hospital como consecuencia del impacto con el portero del Guijuelo hace dos semanas. Perdía entonces el Coruxo 1-0 y una jugada suya acabó con el balón en el fondo de la red y con su cabeza en las urgencias del hospital de Salamanca. El brutal impacto de la rodilla del meta en su cabeza lo dejó inconsciente, con tres puntos de sutura en la cara y un collarín con el que no aguantó mucho, ya que al día siguiente se lo quitó para entrenarse con sus compañeros de cara al decisivo partido ante el Zamora, disputado este fin de semana. Si antes del Guijuelo ya había marcado el vitoriano un tanto decisivo contra el Luanco, ante los zamoranos su actuación volvió a resultar fundamental. Salió en el minuto 65 con empate a uno, provocó un penalti que dio el 2-1 y anotó un tercero que garantiza casi la permanencia del equipo. A falta de dos partidos, los gallesgos necesitan sumar dos puntos, algo que el protagonista ve "factible" teniendo en cuenta que los rivales ya no se juegan nada. Por cierto, Reguero finaliza contrato este mes de junio y le gustaría "seguir jugando un poco más cerca de casa". Tirada queda. - A. Goñi