Vitoria - Llegado el momento decisivo de la temporada, el Deportivo Alavés ha acertado a encontrar el acelerador en el momento justo para recuperar una esperanza que parecía perdida. Desde la asunción de la responsabilidad de la dirección por parte de Alberto, el bagaje albiazul es de cinco puntos de los doce que se han puesto en juego. No se trata de una cifra arrolladora, pero en comparación con la cosechada por los rivales directos se trata de una cantidad que ha permitido que el cuadro vitoriano se aferre a un clavo ardiendo. Y es que en la zona baja no son pocos los equipos que se encuentran en caída libre. Así, la leve mejoría alavesista ha venido acompañada de unas cuantas jornadas en las que la línea roja ha subido muy pocos puntos. Tanto es así que la proyección matemática actual indica que la salvación se cifra en esos manidos 50 puntos que tanto se han repetido desde el inicio de la temporada, mientras que hace poco más de un mes la proyección se iba por encima de esa cifra. La bajada del rendimiento de los rivales y la última victoria han sido claves para que El Glorioso vuelva a soñar con la permanencia, pero sigue siendo una cuestión complicada al precisarse aún doce puntos en los siete próximos compromisos.

En las jornadas previas al triunfo en Huelva, fueron los resultados de los oponentes directos los que mantuvieron con un poco de oxígeno al conjunto vitoriano. De otra manera no se explica que un equipo con una victoria en nueve partidos (y cinco puntos de 27 posibles) mantuviese aún alguna mínima opción de conservar la plaza en Segunda División. Tras la derrota en Tenerife, donde se tocó fondo, el Alavés era colista a seis puntos de la salvación y en apenas dos jornadas, con un empate y una victoria, ha conseguido reducir esa desventaja a la mitad presentándose en la jornada de este fin de semana con la opción real de abandonar los puestos de descenso si consigue la victoria ante el Mallorca y se dan una serie de resultados que para nada son descabellados.

Cuatro puntos consecutivos en la zona baja dan mucho de sí y más ahora que el resto de competidores han bajado un listón que hace apenas unas semanas se encontraba amenazadoramente elevado. La igualdad que presidía la Liga Adelante se ha roto con el correr del calendario y las diferencias entre los ocupantes de la zona alta y los condenados a la parte baja se han acabado abriendo. Esa grieta ha propiciado que en los duelos entre los implicados en cada una de las peleas, ascenso y salvación, se hayan visto mayoritariamente resultados acordes con la clasificación de cada uno de los contendientes. Los de arriba han acelerado y los de abajo, mayoritariamente, han visto ralentizado su ritmo. Así, tras 35 jornadas la proyección de la salvación es de 49,2 puntos, una cifra aún asumible para un Alavés que, eso sí, tiene que ver refrendada su mejoría.

El equipo vitoriano se ha visto enormemente beneficiado por la bajada de rendimiento casi colectiva de todos los equipos de la zona baja. El balance de Alberto con esos cinco puntos en cuatro partidos es de aprobado raspado, pero es el tercero mejor de los nueve equipos -hasta el decimocuarto, que es el Numancia con 44 puntos- que todavía siguen implicados en la pelea por conservar la plaza en Segunda.

Esos cinco puntos del Alavés solo son mejorados por Girona (7) y Alcorcón (6) y la Ponferradina es el único equipo junto a los tres mencionados que ha ganado alguno de sus últimos cuatro compromisos, acumulando 4 puntos. Por detrás se sitúan Castilla y Hércules (2) y Numancia, Mallorca y Jaén (1).

Para los equipos de la zona baja ganar en estos momentos se ha convertido en una tarea ciertamente compleja. El propio Alavés representa un ejemplo perfecto con dos triunfos en las diez últimas jornadas. Por fortuna, los rivales no están mucho mejor. El Numancia, por ejemplo, ha logrado dos triunfos en catorce partidos, el mismo registro que el Jaén. Dos en trece es el balance del Mallorca. Dos de once acumula la Ponferradina y dos de nueve, el Castilla. Para algunos ha supuesto el hundimiento definitivo, otros han metido de lleno los pies en arenas movedizas, mientras que para otros ha supuesto verse en unos problemas inesperados.

De esta caída libre de varios de los rivales directos tratará de aprovecharse un Alavés que con su último picotazo ante el Recreativo ha conseguido soñar de nuevo. Visto el devenir de los resultados, encadenar dos victorias consecutivas supondría un aldabonazo que dejaría al equipo de Alberto muy cerca de abandonar la zona de descenso -que se produzcan todos los resultados para salir parece imposible- y, sobre todo, permitiría encarar el tramo final del calendario con opciones reales y los ánimos renovados. Y es que tras mucho sufrir y justo después de haber estado al borde de caer al precipicio, los oponentes directos no han sido capaces de dar al Glorioso el pequeño empujón que le faltaba para certificar su despeñamiento a una sima de la Segunda B que sigue a las espaldas pero para la que actualmente existe alguna escapatoria que por nimia que sea, que lo sigue siendo, es real.