pocos lugares hay mejores que Las Palmas para disfrazarse y pasar desapercibido. Lo hizo el Deportivo Alavés, que en las maletas metió de nuevo la vestimenta de ladrón que se cuela en casa ajena de manera inadvertida para robar lo que parecía atado. Le ha cogido el gusto el equipo vitoriano a esta atípica transmutación. Por lo menos en los que va de 2014, año en el que las alegrías, de momento, solo han llegado en los partidos a domicilio. Y es que en el Estadio Gran Canaria consiguió el equipo de Juan Carlos Mandiá su segunda victoria consecutiva como visitante, de nuevo doblegando a un equipo de la zona alta y de nuevo repitiendo el mismo resultado que en Soria, donde también se mostró tremendamente efectivo en sus ocasiones y fue capaz de dejar su portería imbatida a pesar de las ocasiones del rival.
Tanto en el estreno del año en Los Pajaritos como ayer en Las Palmas, el cuadro alavesista ha sufrido lo indecible. Más aún en este viaje a Canarias, ya que las ocasiones disfrutadas por el conjunto amarillo fueron innumerables. Pero, pese a esos problemas, es evidente que el equipo se está encontrando mucho más cómodo cuando le toca jugar lejos de Mendizorroza. La idea táctica dispuesta por Mandiá no acaba de dar resultados cuando toca asumir el peso del juego, pero resulta tremendamente efectiva cuando es el rival el obligado a controlar el balón y dejar metros a sus espaldas asumiendo riesgos.
El guión ayer no fue muy diferente al interpretado en Soria y el resultado, el mismo. Un equipo con muchas ayudas, un gran trabajo de los extremos para tapar las bandas y unas cuantas ocasiones acumuladas por el rival en situaciones muy claras que no encontraron vía libre hacia el gol. En muchas fases, con mucho menos ha recibido tantos este equipo, pero en estas dos ocasiones esas acciones de peligro se han quedado solo en el susto, contribuyendo a ello de manera decisiva Crespo en Los Pajaritos y un renacido Goitia ayer.
En el otro lado del campo, lo que en los dos últimos partidos en Mendizorroza ha sido la ofuscación más absoluta con el balón, con una presencia irrisoria en las inmediaciones de la portería rival, a domicilio se ha convertido en clarividencia. Ocasiones contadas, pero aprovechadas a la perfección.
Así, tras dos victorias consecutivas el Alavés suma seis puntos seguidos a domicilio y mejora ya todos los registros anteriores, que se cifraban en cinco puntos.