Vitoria. Que un centenar de aficionados se presenten en el entrenamiento del equipo que marcha colista y se dejen la voz y se rompan las manos a animar a unos jugadores que hasta la fecha les han dado muchas más alegrías que penas no es algo que se ve en cualquier sitio. Si de algo no se pueden quejar los componentes de la plantilla del Deportivo Alavés es de la afición que tienen apoyándoles. Ayer, en Ibaia, Iraultza 1921 llevó a cabo una espectacular acción de apoyo al equipo, con cánticos, banderas, gritos, bengalas y demás parafernalia. Ellos, y muchos alavesistas más, creen como nadie en la permanencia. Por muestras como las de ayer y por muchos episodios más, a esta afición no se le puede fallar.
Entrado ya el nuevo año, el Alavés tiene la obligación de borrar de un plumazo su pasado reciente y esforzarse en escribir un futuro bastante más halagüeño de lo que su fútbol propició en los últimos meses de 2013. El paso de hoja en el calendario tiene que ser un borrón y cuenta nueva para un Glorioso que inicia el 2014 cargado de necesidad, la que le marca una clasificación en la que por sus propios deméritos se ha ido hundiendo con el paso de las jornadas hasta el último puesto en la tabla que en estos momentos ocupa. El objetivo prioritario es comenzar a sumar de tres en tres con regularidad para que no exista el riesgo de quedar descolgado.
La primera etapa en este camino hacia la resurrección tiene Soria como destino. Ni mucho menos el lugar más sencillo para iniciar una reacción, pero es el que marca el calendario. En el caso alavesista, el nombre o la calidad de los rivales parece resultar indiferente. Tanto le cuesta ganar a unos como a otros, pese a que tanto a nobles como humildes ha sido capaz de tutear.
El Numancia es el punto de partida de la cuesta de enero que ha de afrontar el conjunto vitoriano. La manida expresión de que la temporada es muy larga no deja de ser una excusa de alguien al que no le van bien las cosas. Más le vale al Alavés encadenar en las próximas jornadas resultados positivos si no quiere verse descolgado.
Los que hasta hace poco se veían en la tabla por debajo del equipo vitoriano se han propulsado hacia arriba. Los Castilla, Hércules, Sabadell o Tenerife han escalado posiciones y han conseguido esa reacción que El Glorioso buscaba con la destitución de Natxo González y la contratación de Juan Carlos Mandiá. En el período de tres partidos previo al parón navideño no se produjo ese cambio en la tendencia negativa del equipo y ahora el volantazo es ya en perentoria obligación.
Eso sí, más allá del potencial de un rival que marcha sexto, los problemas siguen metidos de lleno en un vestuario alavesista donde sigue instalado en mal de las lesiones. Goitia, Mora, Juanma y Quiroga son baja al sufrir distintas dolencias, que unidas a las ausencias del sancionado Manu García y a los ya rescindidos Schenone y Laborda dejan al Mandiá por debajo de los mínimos y obligado a recurrir al filial (Mediavilla y Einar) para completar la citación de dieciocho.
El cambio más relevante se producirá en la portería, donde por fin le llega la oportunidad a un Iván Crespo que en Los Pajaritos se estrenará en Segunda. Pese al bajo rendimiento de Goitia, ni Natxo González ni Mandiá le habían dado la alternativa al cántabro, que ha tenido que esperar a una lesión. En sus manos estará la posibilidad de candar una portería constantemente perforada. Si lo consigue, será un gran paso adelante para un equipo que es el que más goles ha encajado de toda la categoría y que está obligado a un esfuerzo extra para no defraudar a su afición.