Vitoria. Rumia el Deportivo Alavés sus males en la particular travesía por el desierto que le está tocando atravesar, un vasto solar de desolación que se extiende ya durante ocho jornadas consecutivas, una racha negativa que entra ya por derecho propio en el podio de este particular corredor de los horrores que el equipo vitoriano ha protagonizado a lo largo de las últimas campañas. Y es que ya son solo dos las ocasiones precedentes a lo largo del presente siglo, solo por circunscribirse a la modernidad, en las que el conjunto albiazul ha firmado bagajes peores en cuanto a jornadas consecutivas sin conseguir la victoria con el tope marcado en la campaña 2006-07, cuando El Glorioso estuvo la friolera de once jornadas consecutivas sin llevarse un triunfo al paladar. No le queda otra al equipo ahora dirigido por Juan Carlos Mandiá que poner fin a su racha abierta, ya que de lo contrario puede acercarse peligrosamente a los dos puestos de dudoso privilegio que todavía le quedan por superar en esos períodos en los que los marcadores están sucesivamente marcados en rojo o en amarillo, tonalidades muy diferentes al verde esperanza de la victoria con el que este equipo necesita colorear cuanto antes su casillero.

Con estas ocho jornadas consecutivas sin ganar, el Alavés ya ha superado el registro de siete semanas sin conseguir el triunfo -en su caso, con todo derrotas- con el que el Castilla abrió el curso y se queda a solo un tropiezo más de empatar el que es el peor registro de la Liga Adelante en el presente curso, las nueve semanas consecutivas sin ganar del Hércules. Entonces, el cuadro alicantino consiguió sumar cuatro puntos de 27 que se pusieron en juego, mientras que el conjunto vitoriano acumula en estos momentos un bagaje idéntico de cuatro empates, pero con un partido menos que los herculanos. Consuelo de tontos, en todo caso, ya que la catástrofe es casi de las mismas dimensiones en ambos casos. Eso sí, cifras todas ellas muy lejanas a los 25 partidos que estuvo sin ganar el Xerez durante la pasada temporada, los que fueron desde principios de noviembre hasta los primeros días del mes de mayo.

Casi todos los equipos pasan a lo largo de una temporada por diversas rachas, unas victoriosas y otras en las que no son capaces de ganar, y el propio Alavés ha tenido de unas y de otras, tanto en sus años buenos como en los menos brillantes. Durante los últimos años, la cifra más abultada de jornadas consecutivas sin conocer el triunfo está enclavada en la temporada 2006-07, con el club en Segunda División, cuando entre la jornada 27 y la 37 el conjunto vitoriano encadenó once partidos consecutivos sin ganar en los que solo fue capaz de recolectar seis puntos. El primer partido de esa racha lo dirigió circunstancialmente Alberto Garmendia tras la marcha de Fabri González y el relevo lo tomaron posteriormente Mario Luna y Quique Yagüe para acabar logrando una salvación del todo agónica.

Entonces no se cayó al abismo, una salida que no se encontró en la campaña 2002-03, cuando el equipo militaba en Primera División. Diez jornadas consecutivas sin vencer, desde la 23 hasta la 32, que supusieron el final de la etapa de Mané en el banquillo para buscar un revulsivo en la figura de un Txutxi Aranguren que tampoco nada pudo hacer para no cerrar en falso -una victoria en los últimos 16 partidos ligueros- la etapa de mayor gloria vivida por un club que esa misma temporada disputó por segunda vez la Copa de la UEFA y que acabó aplastado por su propio éxito.

hora de reaccionar El actual proyecto, con su racha aún abierta de ocho semanas consecutivas sin ganar, ya ha superado a otros precedentes que alcanzaron el triunfo tras siete jornadas sin hacerlo. Tanto en la temporada 2008-09 como en la 2009-10. En el primero de los casos, en Segunda, ya se había gastado todo el cargador con dos cambios en el banquillo y la debacle final se produjo de la mano de Javi López, con el consiguiente descenso, mientras que en el segundo, en la categoría de bronce, la racha negativa propició la destitución de Javier Pereira. Eso sí, para racha devastadora las seis jornadas seguidas perdiendo que estuvo el Alavés en el curso 2004-05, aunque posteriormente, con siete victorias consecutivas y diez triunfos en once partidos, el primer proyecto de Dmitry Piterman acabó consiguiendo el ascenso.

Se demuestra, de esta manera, que el margen para la reacción existe. Más aún cuando el objetivo en cuestión no requiere de una puntuación tan sumamente elevada como la que entonces se precisaba para ascender. La única prioridad es la salvación y, en ese sentido, Mandiá ha marcado insistentemente desde su llegada los 50 puntos como el fin de un equipo que, no obstante, ha de ganar ya.