J uan CArlos mandIá LORENZO es un producto genuino de la Fábrica, esa acepción tan curiosa que Alfredo Di Stéfano utiliza cuando se refiere a la ciudad deportiva del Real Madrid. A ella precisamente llegó este gallego con 14 años, procedente de Alfoz, en la provincia de Lugo, cuando un ojeador del club blanco lo reclutó para las categorías inferiores. Al parecer, fueron sus maneras como central infantil en la selección gallega las que llevaron a una institución como Luis Molowny a recomendar su traslado a los antiguos campos de entrenamiento del Real Madrid. A pesar de la edad y la distancia, aquel espigado chaval cuajó pronto. Se hizo fuerte como central en todos los equipos de base del Real hasta que debutó en Segunda de la mano del Castilla, filial del primer equipo. Tres años después de su llegada a la capital cumplió uno de sus sueños de juventud, el salto a Primera división. Fue Amanció Amaro, otra institución en el fútbol español, quien le hizo debutar con 17 años frente al Sporting en El Molinón. Fue el comienzo de una carrera que años después le llevaría a vestir las camisetas, en Segunda y Primera, del Espanyol, Celta, Logroñés, Toledo y Córdoba, donde colgó las botas en las 99/00, luego de haber disputado ese año apenas ocho encuentros. Su etapa como jugador también la empleó para formarse como técnico. Así, sus primeros pinitos los hizo en la cantera del Real Madrid, hasta que en noviembre de 2002 firmó su primer contrato profesional con el Logroñés, que días antes había cesado a Ico Aguilar. Esa temporada logró meter al equipo en la liguilla de ascenso a Segunda, aunque no lo logró. La siguiente estación le llevó hasta el Hércules -sustituyó, por cierto, a un exalbiazul como José Carlos Granero- y poco después, de nuevo a Madrid, para ser segundo del Castilla con Michel en Segunda división. El equipo bajó ese año y el técnico gallego asumió el control la temporada siguiente. En 2008 regresó a Alicante para volver a dirigir al Hércules del actual secretario técnico del Alavés, Sendoa Aguirre, entre otros, como entrenador y manager general deportivo, pero el matrimonio apenas duró un año. Mandía se había comprometido con el Racing de Santander y aquellas conversaciones se filtraron a la prensa, generándose un ambiente muy enrarecido que precipitó su salida.

pasado exfutbolista

Del agrado de Zubillaga

Su estancia en la capital cántabra no resultó como se esperaba y el técnico fue destituido, marchándose después a Tenerife y, de nuevo, al Hércules, el último equipo que entrenó hasta ayer. Quienes le conocen aseguran de Mandiá que es un técnico metódico y detallista, muy dado al uso de las sesiones de vídeo para potenciar las virtudes de sus equipos como para analizar a los rivales. De sobrada experiencia en los banquillos, cuenta además con un factor decisivo que gusta en Mendizorroza. Es exfutbolista y eso a Javier Zubillaga le vale.