Vitoria. Le llega a Natxo González un compromiso trascendental para su futuro y tendrá que afrontarlo, como tristemente viene siendo costumbre, bajo mínimos por la importante plaga de lesiones que no se aminora desde el arranque del curso que supone una merma muy destacable para los planes del técnico vitoriano, que ni de lejos está pudiendo disponer lo que le gustaría y que no puede dar a varios jugadores la continuidad de minutos que necesitan para comenzar a ofrecer un rendimiento positivo. Por eso, porque muchos de los fichajes veraniegos no terminan de cuajar, no es de extrañar que el preparador alavesista esté pensando en recurrir de nuevo a su vieja guardia, la misma que le acompañó en el ascenso de categoría y la misma que puede ser su parapeto en el compromiso del domingo contra la Ponferradina, en el que el entrenador de Ariznabarra se juega las habas.

En el helador entrenamiento matinal de ayer en Ibaia, Natxo González dispuso una prueba táctica que puede ser la que utilice ante el conjunto leonés el fin de semana. Las principales novedades, si se respeta ese ensayo, serían los retornos a la titularidad tanto de Luciano como de Jagoba Beobide, dos jugadores que, por distintas razones, llevan unas cuantas jornadas fuera del equipo, pero que representan a la perfección esa exigencia de carácter aguerrido y competitivo que el técnico reclama en sus jugadores. Las entradas de Luciano y Beobide servirían para suplir al lesionado Pepe Mora y a Carlos Lázaro, mientras que el resto del once sería el mismo dispuesto ante el Mallorca en el Iberostar Estadi.

Luciano, renovado el pasado curso al cumplir los objetivos de jugar 30 partidos y ascender, partía al inicio del curso con el cartel de cuarto central, pero en las diez primeras jornadas fue el que más jugó en esa demarcación. La progresiva integración al grupo de los otros tres centrales le condujo primero a la suplencia y posteriormente a la grada tras el partido contra el Barça B. Así, tras ser titular en nueve de las diez primeras jornadas, en los últimos cinco compromisos solo ha jugado 14 minutos como suplente ante el Tenerife, siendo protagonista de un cambio por el que su entrenador fue muy criticado al dar entrada a un central por un centrocampista (Juanma) y empatar el Tenerife en el descuento.

Precisamente, y con la excepción del partido contra el Barça B que le condujo a un segundo plano, en los partidos en los que el gallego ha sido titular la zaga alavesista es cuando se ha mostrado más solvente. Es cierto que tiene serios problemas con la salida del balón y que su habitual empecinamiento en este sentido suele propiciar mucho peligro, pero no menos verdad es que el pontevedrés es un central aguerrido, bastante rápido y muy contundente al corte. Con su presencia sobre el césped, el Alavés encaja un gol cada 63 minutos (13 dianas en 824 minutos), un registro que solo mejora Pepe Mora (un gol cada 73 minutos), que está siendo el mejor en el eje de la zaga pero que se está viendo muy lastrado por sus continuas lesiones. Con lo blanda que se está mostrando la defensa, la presencia del siempre contundente Luciano se presenta como una buena alternativa.

Y si en esa entrada pueden existir dudas, donde no las hay es en el regreso a la titularidad de un Beobide al que ya se esperaba ante el Mallorca pero que finalmente fue reservado. El de Azpeitia es el alma de este equipo en su centro del campo, donde aporta garra y, sobre todo, un empuje que hace que el equipo no se vaya hacia atrás. Que haya sido titular en las tres únicas victorias no es un dato casual, como tampoco lo es que sus compañeros sufran cuando no está sobre el césped aportando su destajista labor tanto a la hora de recuperar el balón como a la de entorpecer el avance de los oponentes. En el peor momento del equipo, los seis últimos partidos, apenas ha jugado 116 minutos.

Luciano y Beobide, piezas determinantes en el ascenso que apenas han jugado en los últimos y desastrosos partidos y que el domingo podrían regresar de nuevo a la titularidad para aportar al equipo su empuje y su garra.