los problemas defensivos están siendo la gran lacra del Deportivo Alavés en las últimas jornadas y Natxo González ha tratado de mover el árbol en busca de soluciones para tratar de dar con el cuarteto que mejor rendimiento ofrezca. Las lesiones han mantenido durante muchas semanas fuera del equipo a jugadores llamados a ser relevantes en ese entramado, principalmente Pepe Mora, pero el técnico vitoriano ha contado en las últimas semanas con su batería al completo. Y, precisamente en estos partidos en los que el preparador de Ariznabarra ha apostado por lo que ha querido sin los impedimentos de las ausencias ha sido cuando más desajustes ha sufrido el equipo atrás. Las combinaciones se han ido sucediendo a lo largo de todo el curso y en los 14 compromisos disputados el entrenador alavesista ha dispuesto siete defensas diferentes, pero, a los hechos basta remitirse, no ha dado todavía con la tecla que le deje completamente satisfecho y los cambios ejecutados no se han visto acompañados de continuidad para que las piezas se ensamblen.
La línea de cuatro ha sido la más habitual, con la única excepción de la visita al Alcorcón donde Natxo González apostó por los tres centrales en una variante táctica que no funcionó para nada bien. El único inamovible a lo largo del primer tercio liguero ha sido un Óscar Rubio que ha sido siempre titular, aunque en la primera jornada actuó por el carril izquierdo dejando el derecho para un Unai Medina que solo ha jugado en ese estreno liguero en Girona. La pareja de centrales fue entonces la compuesta por Luciano y Pepe Mora.
El gallego fue titular en nueve de las diez primeras jornadas -se quedó fuera en Miranda-, pero a partir de entonces, tras el choque con el Barça B, en los últimos cuatro compromisos su sitio ha estado o en el banquillo o en la grada. Su primera pareja fue Mora, pero la lesión del castellonense propició la titularidad de Ortiz. Precisamente, el sevillano es el central que más veces ha partido de inicio en el once, ya que ha sido titular en diez de las catorce jornadas, pero en el último compromiso también se vio relegado al banquillo. Esta pareja ha sido la más utilizada, ya que han compartido titularidad en cinco ocasiones -además también formaron parte de la zaga de cinco, con Jarosik de libre-, pero no lo hacen desde el partido con el Barça.
Tras ese duelo con el filial blaugrana saldado con tres goles en contra, Natxo González optó por sentar en el banquillo a Luciano -se puso así fin a la defensa más utilizada, la formada por Rubio-Luciano-Ortiz-Manu, titular en cinco ocasiones- y dar entrada a un Jarosik que había ofrecido antes un buen nivel en Anduva, cuando entró por el lesionado Mora. El checo ha sido titular en los cuatro últimos partidos formando en los tres primeros pareja con Ortiz y en el último, con Mora.
Precisamente, el castellonense parece la pieza clave de todo este entramado. Luciano aporta garra y velocidad al corte, aunque sufre mucho para sacar el balón. Ortiz es veloz y tiene buen manejo del esférico, pero no es contundente. Jarosik es insuperable por arriba, pero a la carrera sufre muchísimo. Mora, con grandes dotes de mando y experiencia para organizar la zaga, es en quien más confianza tiene Natxo González, ya que su colocación casi siempre es buena y aporta criterio y fortaleza por arriba. El problema es que las lesiones le han mantenido en el dique seco durante demasiado tiempo y así la pareja que parece estar llamado a conformar con Ortiz -son de características complementarias- apenas se ha podido ver en Anduva durante 18 minutos.
Si en la pareja de centrales el baile ha sido una constante, en el lateral izquierdo el quebradero de cabeza es de calibre mayor. Nano estaba llamado a ser el titular, pero arrancó el curso lesionado y cuando Natxo González le ha dado la alternativa su rendimiento ha sido insuficiente. Tanto es así, que en el último partido el preparador vitoriano optó por devolver al once a un Manu García que se ha asentado en la posición a pesar de sus graves problemas defensivos.
El Mallorca, el más goleado De una u otra manera, retocando aquí o allí, lo que parece evidente es que el técnico vitoriano tiene que dar cuanto antes con la tecla que evite la zozobra de los últimos tiempos y, una vez encontrada, darle continuidad en el tiempo para que pueda asentarse y comenzar a aportar seguridad. Y es que los 22 goles encajados por el cuadro albiazul son una cifra del todo inasumible para no pasar apuros. Solo Castilla (23), Hércules (25) y Mallorca (26) presentan un registro peor que el de los vitorianos. Precisamente, el conjunto bermellón es el próximo contrincante en el camino alavesista. Los de José Luis Oltra han conseguido dejar su portería a cero hasta en cinco ocasiones -El Glorioso solo en una-, pero en unos cuantos compromisos se ha llevado unas goleadas de auténtico escándalo, ya que en tres ocasiones ha encajado cuatro goles y en otras tres un triplete.