Vitoria. Natxo González vive con la espada de Damocles sobre su cabeza desde el primer día en el que se sentó en el banquillo del Deportivo Alavés y a nadie escapa que tras cuatro partidos consecutivos sin ganar el filo se encuentra excesivamente cercano. Seguramente, más que nunca con anterioridad. Pese a ello, y verse sometido a examen casi de manera permanente, el técnico vitoriano deja a un lado el apartado personal y se centra en encontrar soluciones para la mejoría de un colectivo que últimamente no ha estado engrasado. "No es una final y para mí tampoco. Mi posición siempre está en peligro porque es una de las profesiones de más riesgo. Ya sabemos lo que hay, aquí y en todos los lados, cuando no ganas cuatro jornadas. Solo me importa el día a día y este partido y estoy convencido de que vamos a ganar", zanjó.

Por primera vez en lo que va de curso, y a pesar de mencionar que el maratón solo va por el kilómetro 13, habló el técnico vitoriano en términos de necesidad. La que existe ya por ganar, obviamente. "A las cosas hay que llamarlas por su nombre y ahora mismo sentimos esa necesidad de que tenemos que ganar porque llevamos cuatro semanas sin hacerlo. Ahora estamos por debajo del objetivo y la semana pasada estábamos por encima, así que es una necesidad".

Pero el fútbol no es un dicho y hecho, así que Natxo González considera fundamental que su equipo "recupere el espíritu que ha tenido hasta hace dos o tres semanas". La exigencia no es otra que tiznar el rostro con las pinturas de batalla: "Somos un equipo que debe mantener el espíritu guerrillero. No podemos ganar un partido con el tiqui-taca que tan de moda está. Necesitamos mucha intensidad, mucho ritmo, que en momentos te da buen fútbol. Somos un equipo de esas características y cuando bajamos de esa línea somos vulgares. Tenemos que recobrar ese espíritu. Estamos teniendo muchas incidencias en forma de lesiones, pero el principal argumento es recuperar ese espíritu que nos hizo ser un bloque compacto y complicado para los rivales".

Ese espíritu competitivo que, por ejemplo, no vio en Valdebebas, donde apreció una falta de activación importante a pesar de que sus hombres corriesen más que nunca, aunque en muchas ocasiones sin saber muy bien para qué corrían. Como si fuese un equipo sin alma.

"Cuando hablamos de espíritu, ese es el espíritu que nos falta. Hablo de competir bien. El otro día no competimos bien. Corrimos, porque a este equipo nunca se le podrá reprochar que no corre, pero no competimos bien. Uno de los requisitos para competir es eso. Al final dentro del campo tengo que hablar, comunicarme con el compañero, protestar al árbitro... Eso es competir y un ejemplo de competir lo podemos ver hoy en día en el Atlético de Madrid. Si no hablamos dentro del campo no fue porque lo tuviésemos prohibido. Quizá falto ese liderazgo que es tan importante", incidió, a la vez que no dudó a la hora de pedir "confianza y apoyo" a la afición para tratar de superar el bache actual.

Y todo para hacer frente a un Recreativo que se presenta en Mendizorroza como líder y que tiene unas claras virtudes ofensivas, pero también sufre cuando de contener a sus oponentes se trata.

"El recreativo remata mucho y le rematan mucho. Tienen una media de casi dos goles por partido, pero en contra tienen prácticamente la misma media que nosotros. Una de sus virtudes es presionar mucho la pérdida de balón porque acumula mucha gente del centro del campo hacia arriba. En la zona en la que pierden el balón hay mucha densidad de jugadores. Si eres capaz de rebasar esa primera línea encuentras espacios", desgranó.