vitoria. Lo que en un principio estaba llamado a reorganizar la política de cantera del Deportivo Alavés tras la llegada de Josean Querejeta al timón albiazul, finalmente ha terminado por convertirse en un conflicto desproporcionado que está salpicando de lleno a clubes, Ayuntamiento, padres y jugadores. Una situación sin precedentes en Álava auspiciada por un pirómano llamado Javier Maroto, capaz de enfundarse la bufanda del populismo sin el memor rubor a cuenta de la debilidad de clubes tan modestos como el Ariznabarra, el Iru Bat o el propio San Viator. Las amenazas vertidas indirectamente el pasado lunes contra estas directivas, a las que advirtió con subirles el alquiler de los campos municipales donde entrenan y juegan y retirarles las subvenciones públicas de no plegarse a la disciplina que ahora pretende el Alavés, han terminado por prender la mecha de un peligroso conflicto que amenaza con extenderse.
Si ayer este diario ya publicaba el "malestar" de algunos directivos a cuenta de este asunto y lamentaban la no comunicación al respecto -"nadie nos ha llamado ni desde el Ayuntamiento ni desde el Alavés", se defendía el presidente del Ariznabarra, Fernando Llamas- ayer el club barrial fue mucho más lejos al publicar en su web una carta en la que arremete con dureza contra los rectores del Alavés, a los que veladamente acusa de protagonizar imposiciones y "acusaciones falsas" contra su forma de proceder y la del resto de clubes que no están, o no quieren estar, bajo su control.
Una injusticia "increíble" La publicación de la carta no es casual. Como tampoco lo fue el bombazo que lanzó el lunes Maroto, auspiciado según algunas fuentes desde el entorno del Alavés y deliberadamente arbitrario. Es por ello que uno de estos humildes, el histórico Ariznabarra, se hartó de guardar silencio ante lo que considera una "increíble" injusticia. Y lanzó otro bombazo. Una misiva en la que recuerda al Alavés que nunca se ha negado a estar bajo su estructura ni nunca ha incentivado la fuga de jugadores, en este caso, hacia la Real Sociedad, club del que es convenido desde hace más de una década. "Nos sentimos orgullosos de que la Real se interese por nuestros chavales y quiera ayudarnos en su formación, pero la realidad es que nuestros jugadores a donde se van, y cada vez en mayor número, es al Alavés y el Aurrerá", destaca la carta. Por tanto, y casi de facto, abunda la nota, este club siempre ha funcionado en la práctica como cantera albiazul "aunque no exista ningún convenio que lo recoja". En la misma línea, y teniendo en cuenta que en ningún momento el Alavés ha ofrecido su ayuda al Ariznabarra, según la carta, "no entendemos por qué ahora se nos acusa de poco menos que traidores al fútbol alavés o contrarios a la cantera cuando históricamente hemos trabajando muy duro en favor de los chavales". Por todo ello, apura el club, "nos parece increíble que se quiera negar las subvenciones o el uso de los campos a clubes como el nuestro, y que cualquier ayuda pública pase por ser obligatoriamente convenidos del Alavés". Una imposición "llamativa" que viene de un club cuya relación con la cantera, históricamente, se ha demostrado ineficiente.
Una cantera ficticia Un aspecto éste que ayer la directiva celeste no quiso pasar por alto. "El Alavés no se ha destacado precisamente por ser un club de cantera, y si es cierto que ahora va a hacer una apuesta fuerte, tendrá que demostrarlo, pero no con imposiciones ni con acusaciones falsas y tampoco fichando para categorías inferiores a jugadores no sólo fuera de Álava, sino de fuera de Euskadi, negando tal posibilidad a los jugadores de aquí". Este hecho, argumentan en el club, se ha producido sin ir más lejos este mismo año.
Por todo ello, la directiva demanda tranquilidad para continuar con su labor formativa y lanza un último dardo al club que dirige Josean Querejeta, al que acusa de buscar polémicas interesadas "que lo único que hacen es perjudicar al deporte alavés, creando enfrentamientos absurdos entre clubes que siempre han convivido perfectamente".