Vitoria. Tras una semana de máxima exigencia que concluyó con el peor sabor de boca posible con la derrota en Mendizorroza, la primera del curso, ante el Barça B, el Deportivo Alavés quiere resarcirse de ese tropiezo en casa con otro buen resultado como visitante que aporte continuidad al triunfo conseguido en Miranda y que les sirva a los pupilos de Natxo González para volver a ganar esa cuota de tranquilidad que perdieron hace apenas siete días. Y es que en una competición tan igualada como se están presentado la Segunda División en este arranque de curso, la diferencia entre ganar y perder supone meterse en las cercanías de la zona noble o bordear las posiciones de peligro. El objetivo albiazul es alejarse lo máximo de esa línea roja que en estos momentos tiene a un solo punto y para conseguirlo puntuar en la exigente salida a Zaragoza parece indispensable.
El nombre del equipo maño es de los más sonoros de la categoría de plata y en las últimas semanas a esa grandiosa historia se le ha añadido una efectividad que contrasta con un juego que aún está en los albores de su construcción. Muy distinto será el partido de esta tarde con respecto al que vitorianos y aragoneses protagonizaron en la segunda eliminatoria copera, pero el camino de los alavesistas bien podría parecerse a ese partido trabado, de pocas ocasiones y casi máxima efectividad y que dio el paso a la siguiente ronda gracias a un gol de Viguera.
Y es que el Alavés necesita volver a dibujar sobre el césped partidos enredados que se alejen de las alegrías que se han podido vislumbrar en muchos de sus compromisos. Si en el arranque del curso el equipo de Natxo González recibía goles con cierta asiduidad a pesar de que los oponentes no le creasen demasiadas ocasiones, en sus últimas comparecencias las vías de agua han ido en aumento de manera considerable y se trata de un mal que hay que subsanar cuanto antes. No en vano, una elevada cantidad de tantos recibidos no conduce a otro sitio que no sean los puestos bajos de la tabla, ya que mantener la efectividad ofensiva mostrada por los vitorianos en estos albores de campaña parece imposible.
Necesita recobrar Natxo González los que han sido los valores tradicionales de todos sus equipos y la solidez defensiva ha sido uno de los pilares sobre los que ha asentado ya varios proyectos ganadores. En Liga la portería solo se ha quedado a cero en el duelo contra el Sporting y desde ese brillante partido se han jugado cuatro más en los que Goitia ha acabado recibiendo ocho goles. Así, experiencias como la del pasado sábado ante el Barça B no pueden volver a repetirse, ya que abocan a la derrota si no se tiene una tarde soberbia arriba.
En todo caso, el partido de esta tarde en La Romareda se parecerá en muy poco al disputado ante el filial barcelonista, que aplica un estilo de juego completamente diferente al del resto de competidores de la categoría. El conjunto maño, muy mejorado desde la llegada del punta Henríquez y que tiene en la pierna de Víctor Rodríguez un enorme potencial ofensivo en las jugadas a balón parado, arrancó con apuros pero desde que aprendió a ganar en la quinta jornada se ha convertido en un equipo muy efectivo aunque no le acompañe el efectismo.
Tres puntos por delante en la clasificación se encuentra el equipo de Paco Herrera, que ha salvado las críticas iniciales y el riesgo de la destitución pero que aún tampoco acaba de convencer a sus parroquianos. Su fuerza está en el centro del campo y calidad no le falta a la que, casi con total probabilidad, es la plantilla más cara de la categoría de plata. Ante ella, habrá que ver qué planteamiento táctico realiza un Natxo González que podría volver a recurrir al 4-4-4 utilizado en las últimas jornadas -incluyendo algunas variaciones de nombres en determinadas demarcaciones-, o que podría apostar por una variación importante en el dibujo dando entrada a tres mediocentros.