Vitoria. Una semana ha pasado desde que el Deportivo Alavés amenazara con romper las relaciones institucionales con el Athletic y ni en Ibaigane ni en el Paseo de Cervantes se han dado pasos para tratar de reconducir una situación que no tiene visos de solucionarse. Desde Vitoria se exigió una rectificación a los rojiblancos que ni ha llegado ni se espera, ya que el presidente Urrutia se limitó a señalar tras la asamblea de compromisarios del pasado lunes que esos conflictos entre clubes vienen a ser gajes del oficio. No en vano, no es El Glorioso el primero que acusa a los bilbaínos de injerencias en el fútbol base. Ya con anterioridad Real Sociedad y Osasuna siguieron el mismo ejemplo que ahora ha emprendido el club alavesista, si bien tampoco rechazaron nunca las tentadoras ofertas que desde Lezama se lanzó por algunos de sus futbolistas más preciados.

Desde la llegada de Querejeta al Deportivo Alavés, el compromiso con la cantera "está fuera de toda duda", se insiste con frecuencia en Mendizorroza. La idea, aseguran, pasa ahora por mimar el fútbol base y que los convenios con los clubes locales no se queden solo en la firma sobre un papel. En esta línea, ayer por la mañana tuvo lugar en Ibaia la primera jornada de tecnificación para más de una treintena de chavales que militan en el Aurrera, Salvatierra, Zabalganabide, San Ignacio, Abetxuko, Aranbizkarra, Lakua Arriaga, Lantarón y Marianistas. Fue la primera sesión para jugadores alevines e infantiles, pero a lo largo del primer trimestre del curso se llevarán a cabo otras cinco jornadas más de tecnificación para estas categorías.

4.000 chavales Bajo el manto alavesista se encuentran en estos momentos más de 4.000 chavales, que presumiblemente representan el futuro del primer equipo. Y es ahí precisamente donde ha chocado frontalmente con un Athletic que hasta la fecha había encontrado enormes facilidades en Álava merced a su histórico acuerdo con el Aurrera (Aitor Ocio, César Fernández de Las Heras...). Sin embargo ahora, roto ese acuerdo, el trabajo de captación de nuevos talentos se ha visto entorpecido. Y así, sus deseos de continuar con sus trabajos de tecnificación se han quedado de momento sin sede al no poder llevarla a cabo ni en Olaranbe -donde hasta la fecha se venían desarrollado-, ni en las instalaciones municipales, ni en los campos de una serie de clubes alaveses como el Alegría, que si bien en un principio habría visto con buenos ojos el alquiler de sus instalaciones al club bilbaíno, sorprendentemente un día después cambiaba de parecer. "Ni que decir tiene que la sombra de la presión por parte del Deportivo Alavés planeó en ese cambio", sostienen en Ibaigane.

En otros casos, no obstante, el respaldo a la labor del club albiazul ha sido total, asumiéndose en Bilbao que el menos en el corto plazo, la presencia de sus técnicos en Álava no será bienvenida. Gajes del oficio, que diría Urrutia, que hasta la fecha tampoco se ha manifestado públicamente respecto al verdadero desencadenante de esta tormenta, y que fue la carta que los técnicos del Athletic encargados del territorio alavés enviaron a las familias de varios jugadores que se encontraban en clubes convenidos con El Glorioso con un tono lamentable donde las formas y las palabras no sólo resultaron fuera de lugar sino que socavaron los ánimos de los responsables del Alavés, que exigieron también por carta al presidente Urrutia una rectificación inmediata, so pena de romper las relaciones entre ambas entidades. En esta línea, el presidente alavesista, Alfonso Fernández de Trocóniz, desvelaba el pasado sábado que se había intentado poner en contacto con el máximo mandatario del Athletic, pero que la única respuesta que había encontrado había sido la callada. El sistema de captación por parte del club rojiblanco siempre ha chocado de pleno con los intereses de sus vecinos y así parece que continuará siendo. Más aún teniendo en cuenta que hasta que los jugadores no se encuentran en edad cadete no hay ninguna vinculación que les retenga en el club de origen, ya que la decisión final está en manos de los padres. Y es ahí donde el Alavés pretende ganarse ahora una confianza que históricamente ha despreciado.