vitoria. Como cabía esperar visto el desarrollo de los acontecimientos, desde las oficinas del Paseo de Cervantes se devolvió ayer al Mirandés la gran mayoría del paquete de trescientas entradas que salieron a la venta en Vitoria. Al final, entre abonados y público en general, han sido poco más de cuarenta billetes los que se han vendido en la capital alavesa. De esta manera, la Grada Norte de Anduva no presentará demasiado colorido, lo que contrastará mucho con el resto del estadio mirandilla, que rozará el lleno como siempre que el Alavés ha ejercido como visitante a lo largo de los últimos años.
Incluso Natxo González se sumó ayer a la postura crítica por la carestía de las entradas de Anduva y aseguró que es completamente normal que apenas haya existido demanda entre el alavesismo: "No me extraña, es normal. Cuarenta me parecen demasiadas, no pago yo treinta euros ni de coña".
Quienes finalmente sí podrán llevar a cabo su iniciativa de protestar en el aparcamiento de Anduva y animar desde esa ubicación fuera del campo al Alavés son los integrantes de Iraultza 1921, quienes han recibido el beneplácito de la Subdelegación del Gobierno en Burgos para llevar a cabo su concentración en los aledaños del estadio. Eso sí, los que se desplacen hasta Miranda de Ebro para secundar esta protesta y animar a su equipo desde fuera del campo tendrán un espacio acotado habilitado para ello al mismo tiempo que se llevará a cabo un despliegue de seguridad especial para evitar que se produzca algún altercado indeseado.
En principio, algo más de un centenar de componentes de Iraultza 1921 se desplazarán en dos autobuses a la vecina localidad burgalesa, pero se espera que un número importante de alavesistas se sume al acto de manera personal desplazándose hasta la ciudad vecina en sus propios vehículos. Más allá del acto de protesta, los componentes de las peñas pretenden desarrollar en el aparcamiento de Anduva una parafernalia similar a la que llevan a cabo en cualquier partido del Alavés en Mendizorroza, así que no faltarán los cánticos, los gritos, las bufandas y las banderas para que el equipo sienta desde el otro lado de la pared el apoyo de su afición.
"Tener a la afición fuera del campo ya es la leche, otro motivo más para estar orgullosos de ellos y para nosotros nos sirve de incentivo. Sabiendo que están ahí fuera, no sé si habrá algún agujero en el cual, cuando metamos gol, podamos acercarnos a celebrarlo con ellos. Las gracias anticipadas y para nosotros es un añadido más para poder sacar un resultado positivo y dedicárselo cuando acabe el partido", aseguró el preparador alavesista.