Vitoria. En el caso de José Ramón Sandoval, el refrán de ser cocinero antes que fraile se puede aplicar letra por letra. Y es que, antes de hacerse un nombre con letras mayúsculas en los banquillos del fútbol español, el actual técnico del Sporting tuvo que vestirse el mandil y meterse de lleno en los fogones del negocio familiar tras el fallecimiento de su padre. Entre patatas y cebollas, al lado de los libros de cocina estaban también los apuntes de fútbol. Y tanto en un plano como en el otro la familia Sandoval tiene que estar orgullosa. Un técnico con una trayectoria impresionante, sobre todo con sus logros en el Rayo Vallecano, y un restaurante con una Estrella Michelin, el Coque, en la localidad de origen de la familia en Humanes de Madrid.

Precisamente, fue en el club de su localidad natal donde Sandoval, futbolista frustrado por una grave lesión de rodilla, comenzó a dar sus primeros pasos en los banquillos, que no suelen ser fáciles en aquellos que no han jugado profesionalmente al balompié. Y en aquella etapa, dirigiendo a alevines, conoció Vitoria y Mendizorroza en la disputa de una Gasteiz Cup y soñó con regresar un día al estadio del Paseo de Cervantes como técnico consagrado. Hoy cumplirá ese sueño.

"Tengo un cariño especial a esa ciudad porque uno de mis principios como entrenador fue allí. Fui siendo entrenador de alevines con mi equipo y viví uno de los momentos más bonitos de mi carrera, la Gasteiz Cup. La organización que hacen en esa ciudad, cómo viven y cómo te enseñan a vivir lo deportivo... Tengo un buen recuerdo de cuando presentaron la Gasteiz Cup en Mendizorroza y uno de mis sueños era llegar un día como entrenador allí. Entonces era entrenador de alevines y ahora llego con un gran equipo a un gran campo y para mí es muy importante ir a Vitoria con el Sporting", explicaba ayer el técnico.

"Llevé tres equipos de Humanes. Quedamos campeones y disfrutamos muchísimo. Fue uno de los momentos de mi carrera marcados para mí. La organización y la forma de vivir el torneo era una fiesta para los niños y una fiesta para el fútbol y me enamoró esa ciudad con los parques, la limpieza, la gente...", aseguraba un Sandoval que hoy verá cumplido su sueño.