el Club 22. Bajo este sobrenombre empezó la actual temporada para un Murcia que descendió deportivamente y volvió a subir administrativamente en apenas mes y medio. Eso sí, en ese espacio temporal hubo lugar para todo tipo de acontecimientos que finalmente fueron todos favorables al conjunto pimentonero, que una vez olvidado un verano tan convulso ha arrancado el nuevo curso con una velocidad de crucero difícil de entender en un proyecto que arrancó de manera tardía por esas dudas mantenidas hasta el penúltimo día de julio acerca de la categoría en la que le iba a tocar militar. Tras decretarse el descenso del Guadalajara por irregularidades en su proceso de conversión en Sociedad Anónima Deportiva, los clubes de la Liga de Fútbol Profesional decidieron por un exiguo margen (19,1 votos a favor y 18,8 en contra) ofrecer esa plaza libre al Murcia y no dejarla sin cubrir. Eso sí, tras todo un verano de problemas económicos y extradeportivos con varios clubes, de los que finalmente el único perjudicado con el descenso fue el Guadalajara, desde la LFP ya se abre la puerta a reducir a veinte equipos la Liga Adelante en un futuro que no debería estar excesivamente lejano.

El descenso administrativo del club alcarreño era una noticia anunciada desde hacía meses, pero el equipo morado decidió agotar todas las vías de la justicia deportiva para evitar perder la categoría por irregularidades en la conversión en SAD. Desde que se conociese que un descenso ya estaba prácticamente asegurado por motivos extradeportivos, conseguir al menos la decimonovena plaza de Segunda se convirtió en un objetivo para muchos clubes que peleaban por la permanencia. El Murcia lo logró en una jornada final de tensión y nervios, en la que el Huesca partía como el mejor situado en una pelea a tres bandas que también incluía al Racing de Santander. Se le abría de esta manera a los pimentoneros la opción de seguir en la categoría de plata, aunque hubieron de esperar hasta finales de julio para corroborar su permanencia. Una vez asegurada la plaza en la LFP, el club hubo de hacer frente al abono de una treintena de denuncias por impagos -la deuda superaba el millón de euros- ante la Asociación de Futbolistas Españoles para poder conservar el privilegio de optar a la plaza vacante y de esta manera no quedarse sin ella también en los despachos.

Mientras tanto, el club estuvo en el limbo. La LFP publicó a principios de julio un calendario con el término Club 22 que a nada le obligaba. Pendiente todavía del recurso judicial del Guadalajara, con un pie en Segunda y otro en Segunda B, el Murcia arrancó la pretemporada más extraña de su historia. Sin apenas jugadores, sin caras nuevas y sin una masa social que le respaldase. Y así hasta el final del mes, cuando llegó la confirmación oficial de que seguía en Segunda. Llegaron entonces los fichajes, también las renovaciones de los abonos por parte de los aficionados, en un frenesí de contrataciones que poco bueno hacía esperar del arranque del curso por las premuras en la preparación y la falta de puesta a punto.

Muy al contrario, el rival que hoy se encontrará el Deportivo Alavés es uno de los mejores equipos en un arranque de curso en el que, eso sí, los pimentoneros han basado su fortaleza en los buenos resultados a domicilio (victorias en Palma de Mallorca y A Coruña), ya que en La Nueva Condomina encadenan una derrota (Recreativo) y un empate (Ponferradina).

Lejos de los oropeles económicos de tiempos pasados, el Murcia está viviendo un arranque de curso notable habiendo gastado mucho menos que en proyectos precedentes. Y es que su presidente, Jesús Samper, se ha caracterizado a lo largo de su extenso mandato por gastar a manos llenas en proyectos ambiciosos que casi siempre han terminado fracasando, aunque, eso sí, cuenta con dos ascensos a Primera desde que se hiciera cargo del club en el año 2001.

En esta tesitura de apretura monetaria, la actual estrella del equipo es un delantero formado en la cantera del club y nacido en Motilla del Palancar (Cuenca). Kike, con cuatro dianas, comparte la condición de pichichi de la categoría con Fofo (Ponferradina) y Scepovic (Sporting). El curso pasado ya fue de los mejores del cuadro pimentonero y acabó con ocho dianas, cifra que ahora puede superar. Así, el que en principio iba a ser el referente ofensivo del equipo en Segunda B se ha erigido como uno de los arietes más eficaces de Segunda gracias a que el Murcia fue, finalmente, elegido como el Club 22.