LA Segunda División que apenas acaba de arrancar es, sin duda, la categoría más exigente en cuanto a la duración de la competición debido a las cuatro jornadas de más que deben disputarse al haber veintidós equipos en liza. Por ello, resulta fundamental disponer de unas plantillas largas y equilibradas que permitan hacer frente a los múltiples avatares que siempre depara la Liga sin que el nivel se resienta. Reza uno de los muchos tópicos que rodean al fútbol que los partidos los pueden ganar las estrellas pero que los títulos sólo se conquistan con un grupo sólido. Pues bien, el Deportivo Alavés mostró ayer argumentos para la esperanza en este sentido.
Porque los cuatro jugadores que faltaban por debutar -al margen del lesionado Jarosik- ofrecieron sensaciones positivas y se encargaron de llamar a la puerta de Natxo González para recordarle que puede contar con ellos en el futuro. Era uno de los objetivos albiazules en la Copa y, tras eliminar al Zaragoza, podrá continuar explorando esta vía durante al menos una eliminatoria más.
De entrada, el técnico concedió la titularidad a tres inéditos hasta el momento, Iván Crespo en la portería, Nano en el lateral izquierdo y Schenone en el doble pivote. Las prestaciones del guardameta eran conocidas por sus actuaciones de la pasada campaña pero en el ejercicio actual no había disputado minuto alguno tras perder la batalla por la titularidad con Goitia. Pues bien, el cancerbero cántabro fue uno de los destacados de la contienda. A pesar de tener poco trabajo se mostró siempre muy solvente y, lo que es aún más importante, protagonizó un par de acciones brillantes en momentos decisivos para desbaratar los únicos acercamientos peligrosos de los maños.
La actuación que dejó un sabor más agridulce fue la de Nano. El lateral gallego estaba cumpliendo sin demasiados alardes hasta que una acción desafortunada le obligó a abandonar el campo lesionado en el minuto 71 con un esguince de tobillo del que hoy se conocerá su alcance exacto. Las primeras semanas del exjugador de Osasuna en el Alavés se están viendo mediatizadas por las lesiones y, por el momento, aún no ha podido ofrecer el cien por cien del nivel que de él se espera.
Por lo que respecta a Schenone, dejó apuntes del clásico pivote argentino. Acompañando a Lázaro al comienzo y a Jaume tras la lesión del primero, se mostró como un jugador diesel pero con una notable presencia en el campo. Capaz tanto de iniciar la jugada acercándose a los centrales como de llegar incluso a culminarla en el área rival, se afanó además en buscar algún pequeño resquicio en la nutrida tela de araña aragonesa y protagonizó más de un pase de calidad que generó el escaso peligro albiazul ante la portería de Alcolea.
Por último Toti, que sólo dispuso de los diez minutos finales, exhibió una gran velocidad y con el resto de compañeros muy mermados físicamente fue capaz de revolucionar el tramo final del choque. En definitiva, nuevos mimbres que vienen a reforzar el cesto del Glorioso.