Vitoria. El Deportivo Alavés conocerá hoy mismo cómo arranca su andadura en la Copa del Rey 2013-14, una competición que ha perdido buena parte del atractivo que tenía para la entidad del Paseo de Cervantes a lo largo de las últimas cuatro temporadas. Y es que el sistema de competición utilizado por la Federación Española de Fútbol durante los últimos años pretende premiar a los humildes clubes de Segunda División B, pero plantea un escenario que no resulta nada atrayente para los equipos de la categoría de plata, más aún en una temporada ya de por sí bastante cargada de partidos. Mientras que en Vitoria ha de asumirse el torneo del K. O. como un mal menor, en el que en todo caso se tratará de llegar lo más lejos posible, en Llodio sí que se espera con ilusión un sorteo que, al cabo de tres eliminatorias, puede tener como premio unos ingresos millonarios a través del enfrentamiento con uno de los grandes del fútbol estatal.

Para el Alavés, que entrará en la competición en la segunda ronda, la Copa solo puede suponer un estorbo en el camino. Se mire casi por donde se mire. Tanto en la primera como en la segunda eliminatorias, los veinte equipos de Segunda División -quedan fuera del torneo Barcelona B y Castilla por su condición de filiales- se cruzarán entre sí a partido único que se disputará en el campo del conjunto que salga elegido en primer lugar. De esta manera, jugar en casa se convierte en un objetivo prioritario para evitar un desplazamiento añadido que puede enviar a los vitorianos a cualquier punto del mapa el próximo miércoles 11 de septiembre cuando el fin de semana siguiente hay que afrontar un duelo liguero, el correspondiente a la quinta jornada, en Murcia.

Será la suerte la que determine rival y escenario para afrontar el estreno de la Copa en apenas tres semanas. De superar esta eliminatoria, el conjunto vitoriano tendría que afrontar una segunda ante otro de los nueve supervivientes de la primera cita, repitiéndose en esta cita el sistema de competición a partido único que sirve para la segunda ronda. Solo una vez superadas estas dos eliminatorias se abre la opción de que los equipos de Segunda se enfrenten a los de Primera, aunque dicho duelo, ya a doble partido en la fase de dieciseisavos de final, se jugaría ante uno de los clubes que no se encuentran clasificados para disputar competiciones europeas el presente curso. La posibilidad de eliminar a uno de esos equipos es bastante remota y, además, la opción de hacer caja en un previsible duelo en Mendizorroza es ínfima, con la única salvedad representada por el Athletic, el único club llamativo y con tirón de los que no juegan en Europa.

Lo que para el Alavés es poco más que una piedra en el camino, para el Laudio representa la ilusión de vislumbrar en el horizonte un duelo de altos vuelos como nunca antes se ha visto en la localidad del valle de Ayala. Los Barcelona, Real Madrid, Atlético, Real Sociedad, Valencia, Betis y Sevilla son los rivales que les pueden tocar en suerte a los siete equipos de Segunda B que alcancen los dieciseisavos de final, aunque antes de tocar el cielo con las manos los equipos de la categoría de bronce tienen que superar tres eliminatorias a cara o cruz, como ya hizo el Alavés el pasado curso ante Catarroja, Atlético Sanluqueño y Huracán antes de medirse al Barcelona.

El Laudio quiere vivir una experiencia similar, pero para eso primer tendrá que superar esas tres duras eliminatorias antes equipo de su categoría y de Tercera. Los laudioarras entran en la competición en una primera ronda de la que quedarán exentos diecisiete clubes antes de celebrarse un sorteo que emparejará a los 32 equipos restantes, teóricamente siguiendo criterios de proximidad geográfica. Así las cosas, el rival de los alaveses tiene que salir del grupo formado por Barakaldo, Amorebieta, Real Unión, Tudelano, Huesca, Sariñena, Leganés, Fuenlabrada, Puerta Bonita, Toledo, San Juan y Atlético Granadilla.