Vitoria. Natxo González compareció ayer en rueda de prensa tras el encuentro del debut alavesista esta campaña en Segunda División poniendo paños calientes. "Es el primer partido y creo que hemos estado a la altura", declaraba el técnico gasteiztarra.
El Alavés no pudo con el Girona en ningún momento. Los albirrojos, pese a la fuga de talentos que han sufrido en sus carnes tras la magnífica temporada sellada el pasado curso, han demostrado porqué llevan seis años en Segunda División. Su reconstrucción desde los despechos tiene un fiel reflejo en el campo. Su planteamiento sobre el césped fue un continuo in crescendo. Poco a poco los catalanes fueron haciéndose con un partido que fue suyo más allá de un resultado que no dibuja la superioridad local.
Pese a todo, el gasteiztarra aseguraba que "más trabajo difícil, otra cosa es calidad" en referencia al desempeño de sus pupilos sobre el césped de Montilivi. Efectivamente el trabajo levado a cabo por la plantilla alavesa no fue criticable. Sí lo fue, en cambio, el criterio de los jugadores a la hora de elaborar el juego.
Fueron cuestionables, asimismo, los hombres que introdujo en el terreno de juego González. Desconcertó el primero de ellos. Laborda puede aportar muchas cosas al equipo pero muchas menos desde la banda. Como en otras ocasiones que el técnico gasteiztarra le ha ubicado en el extremo diestro, al navarro se le vio perdido. Más adelante Óscar Serrano entro en la banda derecha. Apenas se le vio. A lo largo de la singular fase de preparación emprendida por el equipo no se le había visto a pierna cambiada. Sí acertó, en todo caso, con Emilio Sánchez. Era fácil. El albaceteño es el jugador con mayor visión de juego del plantel y uno de los de mayor calidad técnica y su entrada en el césped dio otro aire al Glorioso.
González reconocía que el equipo tendrá que dejarse los cuernos en su discurrir por la categoría de plata del fútbol estatal. "Es una división en la que no se pueden cometer tantos errores no forzados", concedía. Lo cierto es que en ese sentido no fue tan condescendiente con los suyos un González que desgranaba que cuando más peligro habían creado los locales había sido en las "transiciones defensa-ataque del equipo (Alavés) más que en la elaboración del juego". También admitía González que había "faltado cierta conexión en los automatismos y no tener tantas pérdidas" para finalizar que, al igual que prensa y afición, estaban "expectantes" por saber como se desenvolvería el Glorioso ante "un equipo que hace poco estuvo a punto de subir a Primera"
Las conclusiones son escasas tras un encuentro en el que el Alavés no encontró su juego, en ataque, en ningún momento. Se le vio aguerrido en ciertos momentos. Reaccionó tras el gol y dio muestras de que puede pisar área con mayor frecuencia y mordiente. Y dejó patente el cambio que experimenta el grupo cuando hay alguien sobre el césped, en este caso Emilio Sánchez, que lo pueda mover con criterio.