Vitoria. Tras firmar una campaña histórica que quedará grabada a fuego y con letras de oro en la historia del club, el Deportivo Alavés inicia la temporada 2013-14 con el objetivo de asentarse en la Segunda División de la Liga de Fútbol Profesional para poder así comenzar a pavimentar el camino futuro hacia un nuevo ascenso, el definitivo, que le permita regresar a la élite del balompié hispano. Ya ha señalado en más de una ocasión el líder de este proyecto, Josean Querejeta, que la ahora llamada Liga Adelante no debe convertirse en una residencia permanente para la entidad del Paseo de Cervantes, pero antes de correr hay que aprender a andar y este Glorioso es, en ese sentido, como un bebé que todavía va a gatas. Así las cosas, el objetivo prioritario no puede ser otro distinto a asegurar la permanencia, a ser posible con cierta holgura. Una vez asegurados los cincuenta puntos que garantizan la permanencia ya habrá tiempo para pensar en nuevos objetivos, ya que el sistema de competición que otorga dos ascensos directos, cuatro plazas de play off y otras cuatro de descenso propicia que tan pronto se pueda estar soñando con lo más alto como penando para evitar caer al pozo.
El maratón de 42 jornadas que lleva hasta el próximo mes de junio llevará al conjunto vitoriano a recorrer de norte a sur y de este a oeste el mapa peninsular y sus islas. Se trata de una carrera de fondo, de resistencia, de ir sumando poco a poco para no pasar apuros al final. La exigencia de luchar por la permanencia hace que la necesidad de sumar puntos se vea rebajada de manera considerable con respecto al curso precedente -el cuadro albiazul logró 82 puntos en Segunda B y en Segunda la permanencia se certifica con 50-, pero lo que también es evidente es que el nivel de los oponentes se verá incrementado de manera exponencial en comparación con un año en el que casi ningún oponente estuvo a la altura futbolística planteada por los pupilos de Natxo González.
Es, precisamente, el técnico vitoriano la piedra angular sobre la que se vuelve a asentar este proyecto. Puede que en el entorno del club todavía exista quien dude de su figura por el hecho de debutar en Segunda, pero lo que es evidente es que está sobradamente cualificado para liderar el regreso del equipo a la categoría de plata. Con él en el banquillo, están asegurados la continuidad de unos valores y de un estilo de juego muy bien definidos. Seriedad defensiva, trabajo estajanovista, presión en todas las líneas y confianza en la creatividad de los atacantes para buscar el desequilibrio en vanguardia. Un libreto de sobra conocido en Mendizorroza y que se mostró extremadamente efectivo para conseguir el ascenso, aunque habrá de perfeccionarse ante la exigencia que viene por delante a partir de ahora.
Exigente arranque El primer hito kilométrico de este particular maratón lo vivirá el Alavés en Girona ante un equipo que el año pasado a punto estuvo de degustar las mieles del éxito al quedarse a las puertas del ascenso a Primera en la eliminatoria final frente al Almería. Precisamente, el cuadro catalán es el espejo en el que pueden reflejarse los equipos modestos de la categoría. Sin un presupuesto, ni mucho menos, mareante, el conjunto rojiblanco acabó quinto al final de la fase regular y estuvo peleando por subir hasta el último instante. No aspira, de partida, a tanto el equipo vitoriano, pero está claro que a nadie amargaría un dulce de ese calibre. En todo caso, el objetivo prioritario no es otro que asegurar la permanencia, la que sería la primera piedra para poder seguir creciendo en el futuro.
El equipo de Natxo González no alcanza el arranque del curso en un estado de forma que pueda considerarse óptimo. Llega con lo justo, tanto en gasolina como en efectivos. La pretemporada ha sido demasiado corta y varios de los jugadores llamados a ser importantes no se encuentran aún en las condiciones óptimas. Por ello, el preparador vitoriano volverá a confiar en gran parte del núcleo duro de la plantilla que consiguió el ascenso, de esos jugadores que llevan a sus órdenes desde el primer día de entrenamientos y que ya tienen bastante bien asimilados unos conceptos que volverán a tener su base en la seriedad defensiva. A partir de ahí, y ante un oponente que ha variado notablemente con respecto a la pasada campaña y que ha firmado una pretemporada bastante gris, los albiazules tratarán de sacar petróleo en su regreso a Segunda.