vitoria. Unai Medina aterriza en Vitoria con hambre. El jugador vizcaíno, de 23 años, sabe que se asoma a una ventana que puede relanzar definitivamente una carrera que en algún momento pareció estancarse, pero también que en el equipo albiazul si hay un puesto que en las dos últimas temporadas ha tenido un dueño indiscutible es el lateral diestro. No se asfixia con la presión, según dejó ver ayer en su presentación oficial, un acto sencillo en el que estuvo arropado por el secretario técnico Sendoa Agirre y en el que dejó constancia de su afán por acabar haciéndose un hueco en las alineaciones de Natxo González.

"Está claro que es un reto", manifestó cuando se le cuestionó por la extrema competencia que encontrará en la figura del ilerdense. "Óscar es un gran jugador, de eso no hay duda. Yo vengo a aprender pero también para disputar el puesto", arrojó su declaración de intenciones. Tras una inesperada salida en falso del Athletic, club en el que se formó, ya el pasado año se sobrepuso a las dudas. En Barakaldo cuajó una campaña sobresaliente, hasta el punto de que su rendimiento suscitó el interés de varios equipos de Segunda División. Numancia o Las Palmas fueron los que más cerca estuvieron de hacerse con los servicios de un lateral potente y técnicamente bien dotado que, sin embargo, tuvo muy claro su destino en cuanto la entidad albiazul lanzó las redes.

"Era una oferta muy ilusionante. Lo tuve claro desde el principio", desveló Medina, para quien la cercanía geográfica con respecto a su Basauri natal también tuvo su peso. "Estaba cerca de casa. Pero no sólo por eso me decidí por el Alavés. Hablamos de un gran club, con mucho prestigio, historia y afición", añadió el nuevo refuerzo albiazul, que jamás ha militado en un equipo fuera de Bizkaia hasta el momento.

En los dos primeros días de entrenamientos, en los que ha tenido ocasión de conocer de primera mano a sus nuevos compañeros, Medina ha encontrado un "gran ambiente" en el vestuario. No es cuestión baladí en absoluto. Al igual que sucedió el pasado año, Natxo González tratará de buscar la mayor armonía posible en la plantilla para que luego esa complicidad quede reflejada sobre el césped. Por el momento, a falta de que vayan llegando las últimas incorporaciones, parece que el núcleo duro de la pasada campaña está imponiendo un excelente clima en el cambiador. "Hay mucho compañerismo. Están siendo entrenamientos duros, como es normal en estos primeros días, pero el ambiente es muy bueno", confesó el zaguero albiazul.

Medina, no obstante, no ha fichado por el Alavés para hacer amigos, sino para recuperar la senda que lo conducía hacia un prometedor futuro futbolístico que aún está más que a tiempo de alcanzar. "Vengo con mucha ilusión y muchas ganas de hacerlo bien", confesó. Aunque para eso, claro está, deberá abrirse hueco ante el enorme obstáculo que se le presenta en la figura de Óscar Rubio, uno de los valores más firmes con los que ha contado el Deportivo Alavés en estas dos últimas campañas en Segunda División B. ¿Sería posible verlos a ambos juntos sobre el césped? ¿Puede Medina actuar en una demarcación más adelantada? "Yo soy lateral. Aunque puedo jugar más adelante, lo que más me gusta es jugar en mi puesto", zanjó el vizcaíno. Sin miedo, con hambre, con un reto complicado pero apasionante al frente del que a buen seguro podrá aprovecharse el Alavés.