vitoria. Ion Vélez ha dado suficientes vueltas en el mundo del fútbol como para saber apreciar las bonanzas que ofrece, en estos momentos de zozobra, un club como el Alavés. El delantero navarro, que ayer trabajó por primera vez a las órdenes de Natxo González, no dudó a la hora de destacar las virtudes de la entidad albiazul, donde ha podido encontrar un vestuario con mucha cara conocida.
"Todo el mundo me había hablado maravillas del Alavés", confesó en el modesto acto de presentación al que acudió acompañado por Sendoa Agirre tras la primera sesión de trabajo de la pretemporada.
Vélez tiene muy claro dónde debería el alavesismo fijar el listón de la ambición en su retorno a Segunda División. Tras haber jugado el pasado curso el play off de ascenso a Primera con un modesto como el Girona, el atacante nacido en Tafalla se expresó con honestidad. "El objetivo debe ser parecido al que teníamos en Girona el año pasado: la permanencia. Un recién ascendido debe pensar en la permanencia pero no renunciar a nada", señaló.
El del equipo catalán, modesto pero sólido, puede ser el espejo en el que mirarse para el Alavés. Pero para alcanzar esas cotas de éxito en una categoría tan complicada como la que volverá a pisar el próximo ejercicio el cuadro albiazul, resulta fundamental que la suerte sonría y que todas las piezas del puzzle rindan al máximo. Vélez, por su parte, promete "trabajo" para aportar su grano de arena.
"Vengo con muchas ganas y ambición", señaló el navarro, a quien las lesiones han privado en los últimos años de la oportunidad de tener cierta continuidad para exhibir el gran talento que aún tiene y que espera sacar a relucir en Vitoria.