la mitad de Vitoria ha pasado en alguna ocasión por las manos del doctor Juan Luis Zunzunegui y muchos de esos pacientes que encontraron en el galeno un apoyo para superar sus peores momentos quisieron acompañar a su familia en el día de su despedida. Le dijo adiós el alavesismo, el mundo del deporte, el de la danza, el de la enseñanza... La sociedad vitoriana, en su abanico más amplio. Tanto en los momentos previos a su incineración por la mañana como en un funeral que abarrotó la parroquia de San Miguel. El cariño que el médico profesó a cada uno de sus pacientes, con unas consultas exhaustivas y explicativas que sacaban a relucir al profesor que llevaba dentro, le fue devuelto ayer con creces en el momento de la despedida.

La familia alavesista se congregó de nuevo en una parroquia en la que hace poco más de una semana celebraba un ascenso. El doctor Zunzunegui se marchó con su equipo en Segunda y las dos principales cabezas visibles del club en la actualidad, el presidente Avelino Fernández de Quincoces y el entrenador Natxo González, encabezaron la representación de la entidad del Paseo de Cervantes, a la que el galeno estuvo ligado durante casi cinco lustros.

El Glorioso se reunió así en la despedida con los nombres de los que fueron protagonistas en el pasado. A su frente, Gonzalo Antón y su inseparable Paco Liberal. También los que fueron sus compañeros en la particular tríada médica, Manu Goienetxea y Jesús Gaisán. O jugadores ilustres como Pablo Gómez, Tito, Salva, Raúl Gañán, Edu Alonso, Sarriegi... Pero, además del fútbol alavés en todas sus esferas, y de muchos aficionados, el deporte en general quiso despedir a ese doctor que sanó tobillos y rodillas, pero que también impartió doctrina entre unos alumnos emocionados en el acto en el que a Zunzu le devolvían todo el cariño dado, que no fue poco.