Vitoria. El frío vivido ayer en Vitoria se tornó en calor por el enfado que varios aficionados del Deportivo Alavés hicieron patente al encontrarse con problemas para adquirir alguna de las 585 entradas que el club sacó ayer a la venta a primera hora de la tarde y que para sorpresa de todos se agotaron rápidamente. Desinformación y una organización a todas luces mejorable propiciaron el enfado, la ira en algunos momentos en los que se vivió cierta tensión, de más de un centenar de aficionados que, en algunos casos, tuvieron que soportar una larga espera frente a Mendizorroza y a los que las explicaciones no les llegaron hasta casi las siete de la tarde después de haber protagonizado un pequeño motín que obligó a parar la venta de entradas durante un par de horas.
El problema vino marcado por el hecho de que desde el club no se diferenciase entre las distintas posibilidades, haciendo paquetes distintos para los que quisieran adquirir solo la entrada para el estadio La Nueva Victoria o los que quisiesen también hacerse con el desplazamiento en autobús, además de otro par de lotes reservados para las peñas y para las empresas. Todos los presentes estaban en la misma cola, pero a la hora de la verdad el club tenía diferenciados los dos paquetes que se vendían.
Todo fue bien hasta que a uno de los aficionados que acudía a retirar su entrada sola se le informó de que ya no existía la posibilidad de adquirir solo el pase para el partido en Jaén, sino que había que comprar también el billete de autobús. Ante esta postura se desató la indignación de un grupo de aficionados que decidió bloquear las taquillas ante la evidencia de que no se podían haber vendido todas las entradas recibidas en tan poco espacio temporal.
"Que digan las cosas claras. Aquí lleva mucha gente desde la mañana, sin comer y resulta que las entradas sueltas se han acabado en cinco minutos y eso es imposible", señalaba uno de los afectados al tiempo que otro hablaba de "desbarajuste total" y se quejaba de que el club no hubiese "informado correctamente de las condiciones desde el primer momento". "Hay que ser torpes", terciaba otro.
Fueron más de dos horas de espera sin que nadie por parte del club diera ni una sola explicación a los aficionados allí congregados, aunque dentro de las taquillas se encontraba el gerente Raúl Junguitu intentando solucionar la complicada tesitura. Se comenzaron, a renglón seguido, a vender de nuevo entradas libres -"lo conseguimos", aclararon los allí reunidos-, pero entonces el problema llegó cuando se comunicó que no se iban a comercializar más viajes en autobús, lo que propició un nuevo episodio de bloqueo de las taquillas.
La situación se acabó solucionando con la venta de todas las entradas que quedaban disponibles y la apertura de una lista de espera en la que se apuntaron todos aquellos que lo desearon, ya que desde el club se sigue negociando con el Jaén para conseguir más entradas. De momento, la entidad del Paseo de Cervantes ya ha conseguido sesenta más y espera que en los próximos días pueda lograr un contingente aún mayor.