Vitoria. Manu García acababa de cumplir los quince años cuando seguro que lloró de tristeza y a la vez de orgullo al ver la página más bonita en la historia de su Deportivo Alavés. El único vitoriano que actualmente milita en la plantilla albiazul seguro que recuerda aún nítidamente el 16 de mayo de 2001, el día que El Glorioso fue más grande que nunca al rubricar con un trágico subcampeonato su andadura genial por la Copa de la UEFA. Una final, la vivida en Dortmund, de la que hoy se cumplen doce años. Mucho, demasiado, han cambiado las cosas en el club en esta docena de años, pero en breve tendrá el equipo la oportunidad de escribir su particular página histórica en los anales del club, lo que puede ser el comienzo de un nuevo paseo por las estrellas como el de entonces.
Manu García es el único vitoriano de la actual plantilla y también el que vivió aquel partido con mayor pasión, pero seguro que algunos de los futbolistas que actualmente visten la camiseta albiazul han escuchado batallitas de las de entonces de boca de alguno de sus protagonistas directos. Puede ser el caso de Guzmán, que coincidió con Javi Moreno en Córdoba. El delantero valenciano, que vivió aquella temporada el gran salto que cambió su vida, también coincidió con Jonan García en el Eivissa, donde también militaba otro de los protagonistas de aquella temporada, Ibon Begoña. Jonan también coincidió con otro alavesista que vivió aquella final, Mario Rosas, en el Castellón, el mismo club en el que militaba otro de los jugadores que vivió la apoteosis de Dortmund, Epitié. Luismi también le habrá escuchado alguna anécdota a Iván Alonso cuando jugaron juntos en el Murcia y seguro que Luciano le habrá oído alguna vez, en Salamanca, narrar a Raúl Gañán cómo metió aquel gol en Kaiserslautern.
Y si escucharon anécdotas y chascarrillos, todos estos componentes de la actual plantilla de Natxo González sabrán también cómo la afición agasajó como un campeón a ese equipo que se quedó a las puertas de la gloria. Y les hablarían de la Plaza de la Virgen Blanca abarrotada y teñida de albiazul. Y ahora les habrá transmitido dentro del vestuario a sus compañeros cómo les contaron que fue aquello. Y seguro que querrán repetirlo allá por el 3 de junio con las celebraciones por el ascenso.
Mientras tanto, muchas cuadrillas de amigos y varios de los trabajadores del club que estuvieron hace doce años en aquella histórica final de Dortmund festejarán hoy de nuevo que un día el Deportivo Alavés rozó el cielo con los dedos y le despertaron de su sueño de la manera más trágica. Cenarán, recordarán y brindarán por un futuro mejor, cuando vean de nuevo al Glorioso estar donde se le espera.