Vitoria. El Deportivo Alavés sigue adelante con su particular ronda de filiales y con la intención de dejar atrás los daños causados por este tipo de equipos jóvenes, plagados de talento y normalmente irregulares que tan malos ratos le han hecho pasar a lo largo del presente curso. Saca la sonrisa a pasear Natxo González, a menos de cara al exterior, cuando se le inquiere por las penurias que esta pasando su equipo ante este tipo de oponentes y asegura que no existe una explicación lógica que motive los problemas que está teniendo El Glorioso ante unos filiales que, con la única excepción del Bilbao Athletic, están peleando de manera mayoritaria por evitar el descenso de categoría. Pero, más allá de las evasivas del técnico albiazul, está claro que los filiales cuentan con unas características que se le están atragantando a este Alavés que necesita sobreponerse a esos malos resultados para asegurarse el liderato por el que tanto tiempo lleva trabajando.
Dos victorias, dos empates y cuatro derrotas ante los filiales, solo ocho puntos de veinticuatro posibles, dan para un análisis sosegado que a buen seguro ya se ha realizado en varias ocasiones en el seno del club vitoriano. No es casualidad que un equipo que se ha mostrado firme, solvente y regular a lo largo de todo el curso haya ido a tropezar una y otra vez con unos oponentes que de manera mayoritaria se encuentran en la zona baja de la tabla clasificatoria.
Esa presencia en puestos bajos supone, precisamente, una llamada al engaño. Los equipos de formación de Osasuna, Real Sociedad, Racing o Zaragoza no tienen un nivel futbolístico bajo, ya que su potencial es muy superior a los de otros equipos que están luchando por la permanencia u otros que ya la acarician. El problema radica en la juventud de unos futbolistas que en muchas ocasiones se asoman por primera vez al fútbol profesional y que se encuentran con problemas de regularidad para hacer frente a un estilo de juego bastante diferente al que se practica hasta la edad de juveniles, donde suelen ser dominadores de sus competiciones.
Como filiales que son, todos ellos de equipos de Primera con excepción del Racing, su objetivo primordial es el de la formación de nuevos talentos y cuando las necesidades de sus primeros equipos se hacen patentes no hay duda a la hora de recurrir a los jóvenes para cubrir las bajas. Esta circunstancia propicia que en ocasiones los segundos equipos se vean mermados por la falta de algunos de sus efectivos más relevantes, además de provocar que en los entrenamientos semanales el trabajo se vea alterado por esas posibles ausencias.
En sus propias carnes ha podido comprobar el Alavés que estos filiales cuentan con mucho más talento en sus filas que otros equipos que ocupan la zona baja. En no pocos partidos del conjunto vitoriano ha quedado la sensación de incapacidad de sus oponentes para ponerle en aprietos, algo que no sucede ante unos equipos de formación que cuentan con mucho talento y velocidad para hacer daño en ataque, aunque en cambio carecen de la experiencia de los equipos formados por veteranos. Para muestra un botón, la perla que dejaron Bruno Pascua y Jaime Isuardi en la acción que supuso el gol del Racing B el pasado domingo. Y, como estos dos futbolistas, no sería de extrañar que unos cuantos de los que actualmente juegan en los filiales que se enfrentan al Alavés estén brillando en no muy poco tiempo en categorías superiores.
Pero, además de calidad, estos equipos también cuentan con una preparación física que los distancia sideralmente de otros competidores ante los que los albiazules apenas han pasado problemas. Se caracteriza el conjunto de Natxo González por la fortaleza de sus piernas, por un poderío que le hace ir doblegando a los oponentes con su presión y la ayuda del paso de los minutos. En duelos antes rivales que rozan el profesionalismo -cabe recordar que hay equipos en los que los futbolistas juegan los fines de semana y trabajan a lo largo de la misma- esa mejor preparación física es un arma muy importante, pero ante unos filiales que están tan profesionalizados como el propio Alavés la diferencia de fuerzas merced de una buena preparación se disipa.
Más calidad y mejor preparación física son dos aspectos fundamentales, a los que cabe añadir el escaparate que supone enfrentarse a un equipo como El Glorioso. Para jugadores que se toman ya este deporte como un divertimento, enfrentarse a un histórico como el Alavés supone un premio, pero para los jóvenes que quieren hacer su carrera en el balompié este duelo supone un acicate, ya que son muchos los ojos que están atentos a estos compromisos que, hasta la fecha, tan mal se le están dando a los vitorianos.