vitoria. Después de un largo invierno y un arranque de primavera pasado por agua, parece que, por fin, el buen tiempo ha conseguido abrirse paso permitiendo disfrutar de las agradables temperaturas que le acompañan. Pues bien, coincidiendo con este esperado viraje, el Deportivo Alavés ha conseguido también calentar Mendizorroza. Y es que la afluencia de público al estadio del Paseo de Cervantes se ha incrementado de manera significativa en las últimas jornadas.
La excelente trayectoria que está firmando el combinado de Natxo González y la cercanía de la fase decisiva del campeonato -con las expectativas que ellos conlleva- han logrado que la ya de por sí fiel y numerosa afición albiazul sea más nutrida. Desde el césped se está tirando de la grada y esta responde de manera prácticamente inmediato. Solamente hace falta echar un vistazo a las últimas entradas registradas para comprobarlo.
El ejemplo más reciente es el duelo del pasado domingo contra la Gimnástica de Torrelavega. En un encuentro frente a un adversario sin excesivo pedigrí y con un día espectacular que invitaba a todo tipo de planes alternativos, fueron nada menos que 7.119 personas las que se acercaron hasta el coliseo albiazul. Podría parecer una casualidad pero ni mucho menos lo es. La cifra de asistentes es la tercera mejor en Liga desde que arrancó el curso, pero las que la han superado también han tenido lugar hace poco.
De hecho, la media de las cinco últimas entradas supera los siete mil aficionados (7.031,4 exactamente). Un dato espectacular teniendo en cuenta la complicada situación económica general y la categoría en la que se encuentra en estos momentos el Alavés y al alcance de muy pocos.
Lo cierto es que puede establecerse el derbi ante el Eibar del 25º capítulo liguero como el inicio de este repunte de la presencia de seguidores albiazules en la grada. Esa cita congregó nada más y nada menos que a 7.824 personas, lo que todavía significa el segundo mejor dato de la temporada. Dos semanas después, con la visita de Osasuna B, descendió un poco la afluencia para quedarse en 6.857.
Sin embargo, este bajada se compensó con creces en la vigésimo novena jornada. El encuentro con el UD Logroñés, el 16 de marzo, sirvió para establecer el récord que todavía se mantiene en vigor con 7.864 espectadores. La única oportunidad en la que el dato de asistencia ha desentonado un poco en estas últimas cinco jornadas fue en la importante goleada al Amorebieta de la jornada 31, que únicamente vieron en directo 5.493 espectadores. Claro que esta sorprendente caída tiene una explicación muy sencilla. El duelo coincidió de lleno con pleno periodo vacacional de Semana Santa (se disputó el sábado 30 de marzo por imposición televisiva), lo que motivó que muchos aficionados se encontraran fuera de Vitoria disfrutando de sus días de asueto y, por lo tanto, no pudieran acudir a Mendizorroza.
Pero incluso contabilizando ese pico negativo, el Alavés ha conseguido que más de siete mil personas de media acudan a su cita quincenal con Mendizorroza desde el pasado mes de febrero y todo apunta a que pueda mantenerse esta tendencia en las dos comparecencias de Liga regular que restan.
Una circunstancia más que positiva en todos los aspectos y que puede resultar determinante en los decisivos play off de ascenso para los que El Glorioso acaba de sellar su billete. Porque en unos duelos en los que la igualdad acostumbra a ser máxima y la tensión se corta con cuchillo, contar con el plus que aporta un estadio implicado al máximo en empujar a su equipo permite disponer de una valiosa ayuda.
Teniendo en cuenta la respuesta de la afición en estos últimos tiempos, todo apunta a que en el momento de la verdad, cuando se esté jugando el ascenso a cara o cruz, el apoyo será todavía más espectacular. De hecho, el objetivo de duplicar los 7.000 asistentes actuales parece factible considerando lo que sucedió hace dos campañas cuando el equipo disputó su único play off de la época actual.
Con ese empujón desde la grada -en la que cada vez se nota más el esfuerzo del fondo de animación por contagiar al resto del campo su entusiasmo-, el objetivo de Natxo González y sus discípulos estará más cerca. La celebración del ascenso sería el colofón ideal a una temporada de ensueño