Vitoria. Echando un vistazo a los inquilinos del banquillo alavesista durante la etapa en Segunda B, también puede asegurarse que, como ha ocurrido con gran parte de los futbolistas, el paso por Vitoria ha sido traumático en la mayoría de los casos. El primer ejemplo lo representa un Javier Pereira que dio en el Deportivo Alavés sus últimos pasos como primer entrenador en la campaña 2009-10. Una andadura de 23 partidos en las que ni siquiera alcanzó los 27 con los que fue despedido del Don Benito. El técnico extremeño volvió a ponerse a las órdenes de Juan Ignacio Martínez como su ayudante tanto en Cartagena en Segunda como en el Levante en Primera.
Quien le sucedió en el banquillo, un técnico de la casa como Iñaki Ocenda, continuó dos años más en la disciplina alavesista, hasta que en el pasado verano se le abrió la puerta de salida y en estos momentos figura en el organigrama del Aurrera.
Viendo fútbol en su León natal reside el técnico que hasta la fecha más alto ha llevado a esta versión del Alavés. Miguel Ángel Álvarez Tomé no encontró nuevo destino después de firmar un año notable en Vitoria y mediada la pasada campaña asumió el reto casi imposible de salvar al Burgos, objetivo que no consiguió. Abandonadas las tierras del Cid, tampoco ha encontrado equipo a pesar de su extenso currículum en Segunda B.
En la misma situación se encuentra un Luis de la Fuente al que no es difícil ver en la grada de Mendizorroza. El técnico de Haro duró nueve partidos y desde su despido no ha encontrado nuevo acomodo. Eso sí, se ha dedicado a ver mucho fútbol (la pasada temporada estuvo en Barcelona estudiando los sistemas de Guardiola) y ejerce habitualmente de comentarista en ETB.
El último caso es el de José Carlos Granero, quien tras unos meses en el paro encontró la semana pasada acomodo en Oviedo. El valenciano no cumplió la pasada campaña el objetivo de meter al Alavés en play off y en verano se quedó sin banquillo. Ahora de nuevo se sube a un tren en marcha con el objetivo de lograr su cuarto ascenso a Segunda.