Vitoria. El Deportivo Alavés alcanza la fase decisiva de la temporada en una situación ventajosa que poca gente hubiera podido augurar cuando dio comienzo el curso allá por el mes de agosto. Cada vez más asentado en su estilo, líder sólido desde la tercera jornada, fiable y eficaz en casi todos sus compromisos, los valores que ha ido adquiriendo este equipo a lo largo de los meses suponen sólidos cimientos para lo que viene por delante, que no es otra cosa que seguir elevando pisos en el edificio en cuyo techo está el ascenso. Llegan las diez jornadas finales de la fase regular, las que los entrenadores siempre señalan como las más relevantes a la hora de conseguir los objetivos marcados, y alcanza este proyecto de Natxo González el tramo final habiendo cosechado unas sensaciones muy positivas y un bagaje de puntos que no solo le mantiene vivo en sus aspiraciones, sino que también le permite partir con una cómoda ventaja con respecto a sus perseguidores.

Lo mejor que se puede decir de este equipo es que siempre responde a lo que de él se espera. Habrá tenido partidos más o menos acertados, la puntería le ha podido jugar malas pasadas e, incluso, ha vivido alguna pequeña desconexión puntual, pero en líneas generales este Alavés ha mantenido firme una línea de trabajo, esfuerzo y compromiso que le ha llevado a lo más alto de la tabla con galones.

Incluso en la mayoría de los malos resultados, y recientes hay unos cuantos, no hay mucho que achacarle a este colectivo. Tropiezos como los vividos ante Osasuna B, Real Sociedad B o Noja, por citar los últimos, hay que tomarlos como gajes del oficio. Con mucho peor juego y muchas menos ocasiones que en esos compromisos sumó varias veces de tres en tres este equipo en el primer tramo del curso. Es evidente que la efectividad ofensiva ha de mejorarse, ya que la puntería ha empeorado de manera alarmante, pero el hecho de no conseguir más goles no viene marcado por la falta de ocasiones, sino por la falta de acierto en el remate.

Y es que el fútbol del conjunto albiazul ha ido evolucionando con el paso de los meses para alcanzar en la actualidad un dominio casi absoluto de los partidos en el que casi su único problema, amén de despistes defensivos muy puntuales, radica en su falta de efectividad en los metros finales para despachar con comodidad unos compromisos que en la segunda vuelta están siendo más cerrados que en un arranque de curso en el que la eficiencia ofensiva fue máxima a pesar de no tener tanta posesión de balón, no atacar tanto y tener muchas menos ocasiones.

Más allá de las sensaciones, que son completamente positivas, en los números, lo realmente importante, nos encontramos con un Alavés imponente que ha alcanzado los sesenta puntos cuando aún quedan diez jornadas por disputarse. Los registros son excepcionales y sirven para certificar virtualmente el primer objetivo de la temporada, que es la clasificación para la fase de ascenso. Pero es que, además, también se ha encarrilado satisfactoriamente el segundo reto, el de liderar el grupo.

Más allá de los cinco puntos de distancia con respecto al Bilbao Athletic, una diferencia considerable pero que tampoco es abultada teniendo en cuenta la gran temporada de los vitorianos, los sesenta puntos cosechados acercan mucho al Alavés a su objetivo. En las últimas campañas, superar los 75 puntos es sinónimo casi seguro de liderato del grupo y, aunque en este lote las puntuaciones van a ser muy altas, todo apunta a que los albiazules tienen en su mano acercarse a unas cifras imposibles de asumir por el resto.

No hay una cifra exacta que asegure el primer puesto, pero repasando los números esos 75 puntos son una cantidad que casi siempre resulta más que suficiente. De las tres únicas excepciones, dos datan de la temporada 2009-10 y corresponden al Barça B y al Melilla, que con 76 puntos no pudieron con el Sant Andreu de Natxo González (78) y el Granada (76). La tercera la protagonizó el Numancia en la campaña 1996-97, que con 75 puntos no pudo con los 77 del Aurrera. En los extremos se sitúan el Mirandés del curso 2011-12, el Murcia del 2010-11 y el Levante del 1995-96, quienes con 82 puntos ostentan el récord de la categoría. En el otro lado de la balanza se sitúa el Alicante de la temporada 2006-07, que fue primero con solo 65 puntos.