vitoria. Un mes da para mucho, incluso cuando tiene 28 días. Sólo durante el pasado mes de febrero las lluvias dejaron en Vitoria 194 litros por metro cuadrado, la mayor cantidad recogida en la ciudad en los últimos setenta años. También durante ese mismo tiempo en Álava medio millar de personas se quedaron sin trabajo, según las cifras anunciadas ayer por el Ministerio de Empleo. En apenas cuatro semanas el mundo puede volverse del revés, y lo que antes parecía un sendero de rosas convertirse en una ruta enmarañada y pedregosa. El Deportivo Alavés va camino de darse cuenta de lo mucho que cambian las cosas en poco tiempo. Hace exactamente un mes, el conjunto albiazul marchaba líder del grupo II de Segunda B con nada menos que seis puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor y arrancaba febrero con una victoria por 2-0 ante el Teruel.
Los buenos resultados y el excelente juego desplegado por los pupilos de Natxo González presagiaban un tramo final de la competición plácido, despegado de los nervios y la ansiedad vivida en Mendizorroza los últimos años por estas fechas. Pero en un mes el equipo y sus aficionados han visto cómo el colchón de puntos ha ido reduciéndose paulatinamente casi sin darse cuenta. Así, cuatro jornadas después, la distancia que separa al Alavés con el segundo clasificado, ahora un imparable Bilbao Athletic, ha disminuido hasta los dos puntos. Si el dato ya es suficientemente peligroso de por sí, el hecho de que ambos equipos se vean las caras a falta de tres jornadas para el final de la fase regular convierte la distancia en un margen demasiado apretado para los intereses alavesistas. Porque, como bien quedó demostrado la pasada campaña, adentrarse en los play off de ascenso desde la primera posición allana el camino de forma más que notable. Un salvoconducto que el Alavés no debería dejar escapar.
Como pudo comprobarse tras el duelo ante Osasuna Promesas, jugadores y técnico se muestran incapaces de explicar de forma certera qué ha llevado a la escuadra vitoriana a ver cómo se evaporan cuatro puntos de ventaja en otras tantas jornadas. Sobre todo teniendo en cuenta que tres de los cuatro rivales a los que se ha enfrentado han sido equipos de la parte media y baja de la tabla. Curiosamente, el único triunfo del mes de febrero llegó al imponerse por 1-0 al Eibar, derrumbado ahora en la cuarta plaza a dos puntos de quedarse fuera de los puestos de ascenso. Antes, en la jornada 24º, el Alavés regresaba de Noja (décimo en la tabla) con un exiguo 1-1, el mismo resultado con el que tuvo que conformarse en el segundo desplazamiento del mes, su visita a Zubieta para verse las caras con la Real Sociedad B, 12º clasificado.
carrera de 11 jornadas Allí, un gol in extremis de Txomin Barcina cuando el colegiado estaba a punto de pitar el final del encuentro derribó el ánimo de los vitorianos para desdicha y enfado de Natxo González, que en sala de prensa apuntó a la falta de puntería de sus hombres como mal endémico de este curso. El pasado fin de semana se cumplieron sus temores, y el Alavés caía para sorpresa de todos por 0-1 ante Osasuna Promesas, cuarto por la cola. El sábado, el Peña Sport medirá las fuerzas de este Alavés en Tafalla mientras el Lleida hace lo propio con el Bilbao Athletic, que en febrero ha iniciado su despegue hacia la estratosfera con cuatro triunfos y un empate. Ahora, perseguido y perseguidor inician una carrera de once jornadas.