vitoria. Durante años las instalaciones de Tajonar se han convertido en la piedra angular sobre la que ha descansado el destino de Osasuna. Los frutos de la prolífica cantera navarra han surtido de futbolistas aguerridos y comprometidos a un equipo que con ellos como base ha sabido perpetuarse en la élite. El caudal de jugadores resultaba continuo, aunque en los últimos tiempos parece haberse ralentizado. Tras haber abandonado el primer equipo rojillo piezas de la talla de Nacho Monreal o César Azpilicueta, retirados iconos como César Cruchaga o Josetxo Romero y en claro declive el último gran exponente de la última década, Patxi Puñal, José Luis Mendilibar parece más reacio a alimentar de sangre navarra las alineaciones de un primer equipo desnaturalizado.

Osasuna es menos navarro y su filial, el Promesas, trata de remontar el vuelo tras un pésimo arranque de temporada y sin olvidar que su función es la que ha sido siempre, que no es otra que la de mantener ese constante flujo de jugadores al primer equipo. Al margen de Puñal, aún quedan resquicios de Tajonar en el equipo de El Sadar. Están Miguel Flaño, otro de los capitanes, Oier Sanjurjo, Roberto Torres, Manu Omwu y el ribero Kike Sola, que está cuajando una excepcional temporada, pero en los últimos tiempos la preeminencia del producto autóctono ha descendido en las alineaciones. Al margen de ellos, hay otros tres jugadores llegados, sin ser navarros, de Tajonar: el meta Andrés Fernández, que suena incluso para el Barça, el galo Raoul Loe y david Timor. Sin embargo, no parece que Mendilibar mire demasiado hacia abajo a la hora de diseñar el futuro.

El Promesas, que el próximo fin de semana medirá la solidez de líder del Alavés, no está respondiendo a las expectativas. Ni desde el punto de vista colectivo ni desde el individual. Ninguno de los componentes del plantel que dirige el legendario Miguel Merino entrena con asiduidad con los mayores. Y los que han dado el salto en la época más reciente tampoco han logrado hacerse con una plaza fija en los esquemas del preparador vizcaíno.

El lunes, sin ir más lejos, sólo había un futbolista navarro, Oier, en la alineación titular con la que el equipo rojillo se enfrentó al Levante en el Ciutat de Valencia. Pero los resultados avalan los métodos de un Mendilibar que ha conseguido sacar a Osasuna de los sótanos de la clasificación tras unas semanas de zozobra en la que parecía uno de los más firmes candidatos al descenso. El Promesas está siguiendo una trayectoria similar.

reacción en 2013 Tras haber protagonizado un pésimo arranque de curso, que le permitió convertirse en uno de los peores equipos de todas las categorías nacionales, el filial rojillo ha reaccionado y está ahora situado en decimoséptima posición, aún a tres puntos de la salvación pero compitiendo como hace apenas unos meses no parecía que podría competir. La derrota del pasado fin de semana ante el Barakaldo ha cortado un poco las alas al combinado navarro, que sólo ha perdido tres de los ocho partidos que ha disputado desde que comenzó el año.

La efectividad goleadora del veterano Jorge Galán, un jugador que llegó e su día a debutar con el primer equipo pero que se marchita en el Promesas tras haber jugado cedido en Huesca, permitió al equipo de Merino volver a tomar el pulso a la competición. El ariete navarro, que el pasado 22 de enero cumplió los 24 años, suma ya once tantos y será la principal amenaza para la zaga alavesista tras haberse repuesto de una lesión que ha hecho mella en el rendimiento de su equipo.

Al margen de Galán, que sabe lo que es marcar goles en Primera División, ha influido en la mutación del conjunto rojillo la actividad de la secretaria técnica, que ha realizado varias incorporaciones en el mercado invernal. Han llegado, entre otros, el defensa Sipo y el extremo Javi Navas, un jugador de calidad que se ha hecho con un hueco en las alineaciones de Merino.

A partir de ahí, las principales esperanzas futuras del osasunismo reposan sobre el central Unai, un chaval de 20 años que apunta como el próximo en llamar a la puerta del primer equipo, y el guardameta Ander Cantero, que quizá tenga que ocupar en algún momento el hueco que más pronto que tarde dejará Andrés Fernández en la portería de El Sadar.

El domingo los jóvenes jugadores rojillos tratarán de asaltar el feudo del líder. Una empresa complicada, casi tanto como convencer a Mendilibar para que reabra los cauces que permiten mantener constante el caudal de acceso al primer equipo.