tristemente el Deportivo Alavés ha vuelto a las andadas que tantos problemas le dieron en el primer tramo de la temporada. No es pobre el equipo vitoriano, pero también poco dura la alegría en su casa. Su punto negro ya desde el mes de agosto han sido las lesiones y, de mayor o menor gravedad, ayer le perjudicaron gravemente, sobre todo en una línea de contención completamente desconocida con respecto a la habitual durante todo el curso. Auténtica ingeniería tuvo que hacer Natxo González para componer y recomponer unas líneas de centrales y centrocampistas que venían tocadas de antemano y que, encima, se fueron descomponiendo durante el transcurso del partido.

El preparador vitoriano se vio privado ayer de sus dos centrales titulares, Javi Hernández lesionado y Agustín aquejado de un proceso vírico que tan solo le permitió sentarse en el banquillo por si era necesario en caso extremo. Por sanción venía arrastrada la ausencia de un hombre clave en labores de destrucción como Jaume. Quedaba destrozado, por tanto, ese triángulo central de contención que tan importante ha sido en este equipo.

Para resolver el entuerto, Luciano y Ayala, que estrenaba titularidad, ejercieron de pareja de centrales, mientras que por delante, en regreso inicial al doble pivote aunque acompañados también por Miki, estuvieron Beobide y un Manu García definitivamente reubicado en posiciones interiores.

Con esta composición, apenas sufrió el Alavés ante un Noja que únicamente trataba de sacar partido de los balones por arriba hacia el gigantesco Iker Torre. El problema llegó al paso por los vestuarios, con Beobide aquejado de un esguince en su tobillo izquierdo que le obligó a ser relevado. La ausencia del guipuzcoano, pegamento defensivo, sí que la pagó cara el equipo en el arranque de la segunda parte, cuando el Noja se adueñó de los balones divididos en zona de peligro y en una de esas acciones acabó consiguiendo el gol.

Pese a ello, supo el conjunto albiazul sobreponerse a la desventaja en el marcador y tras el gol en contra llegaron sus mejores minutos, con diana de Sendoa y una multitud de ocasiones encadenadas que no encontraron el premio del tanto de la victoria. Pero, para colmo, se quiso sumar el colegiado Iglesias Villanueva a los males que ya venía sufriendo el equipo para despachar por doble amarilla a un Manu García que estaba liderando el centro del campo. Ni siquiera la inferioridad numérica fue obstáculo para seguir buscando el triunfo, demostrando que es grande en la salud y en la enfermedad.