Zaragoza. Un tren que pasa. Vendrán más y el Deportivo Alavés estará esperando su oportunidad para subirse a ese vagón de clase privilegiada en el que viajar con total comodidad, pero de momento tiene que seguir aguardando. Sigue en primera clase, pero con las apreturas lógicas de los que no van en business. Tiempo al tiempo. Solo hay que regresar a la versión habitual de este equipo, la que hoy no se vio apenas en ningún momento en la ciudad deportiva del Zaragoza, donde al equipo de Natxo González se le vio incómodo en todo momento, superado casi desde el inicio, incapaz de generar su habitual juego de ataque y, para colmo, castigado por varios errores de gravedad que le acabaron costando las opciones de triunfo y con ellas la posibilidad de dar un mazazo en la clasificación para afrontar el fin de año con más tranquilidad.
Con 2-0 en el marcador, tiró de pundonor el cuadro alavesista para tratar de echar mano a la épica. Sendoa, de magnífico remate, puso la incertidumbre en el 87, pero en los tres minutos y el descuento el Alavés no fue capaz siquiera de colgar un balón. Así, veía escaparse de las manos esa soñada posibilidad de pasar del sensacional vagón que en estos momentos ocupa a uno todavía más cómodo. Habrá que esperar y recuperar el buen tono habitual que ayer no apareció en Zaragoza.