Vitoria. Mucho se ha hablado, con razón por otra parte, en estos albores de temporada acerca de la plantilla tan corta que maneja Natxo González y la saturación de minutos que acumulan los hombres más importantes. Sin embargo, lo cierto es que el técnico vitoriano está tratando de medir al máximo los esfuerzos de cara a evitar una fatiga perniciosa en el futuro cuando haya que acometer el magno reto del ascenso. Lo prueba el hecho de que el Deportivo Alavés ha repetido únicamente en una ocasión la misma alineación durante estas doce primeras jornadas que tan buen sabor de boca han dejado en la masa social.
Fue precisamente en los dos partidos iniciales que sirvieron para dar el pistoletazo de salida al torneo ante el Barakaldo y la SD Logroñés cuando Natxo González apostó por el mismo once. Desde entonces, el preparador albiazul siempre ha alterado la fisonomía e introducido refrescantes novedades con el fin de oxigenar a un grupo obligado semanas atrás a afrontar un exigente calendario con incluso compromisos cada tres días. La puesta en práctica de las necesarias rotaciones han venido obligadas por la imperiosa necesidad de seguir avanzando rondas en la Copa del Rey, donde el club ha conseguido unos suculentos ingresos tras el billete para los dieciseisavos y el enfrentamiento ante un coco mundial como el Barcelona.
Los cambios de fichas, en cualquier caso, siempre se han contado con los dedos de la mano, ya que el Alavés atesora un plantel tan justito en cuanto a efectivos que le obliga a definir una columna vertebral compuesta casi siempre por los mismos jugadores. El notable rendimiento de los titulares y los problemas físicos sufridos por varios secundarios tampoco han dejado excesivo margen de maniobra al cuerpo técnico de cara a realizar bruscos experimentos cuyos resultados podrían ser más que cuestionables.
dos figuras intocables La portería y la defensa están siendo, de largo, las parcelas sujetas a menos rotaciones. La confianza en Miguel es máxima, ya que las dos únicas ocasiones en que no ha sido titular fue por tener que cumplir un partido de sanción y su reciente lesión. Oscar Rubio, Luciano, Javi Hernández y Manu García han integrado la línea de cuatro zagueros en la mayoría de las comparecencias. Los dos laterales son intocables en las doce jornadas disputadas, mientras que Agustín es el único que puede discutir el sitio a dos centrales que están ofreciendo un rendimiento intachable.
En el doble pivote, las cosas también están claras después de que Miki perdiera su sitio tras la lesión muscular. Jaume y Beobide garantizan un enorme trabajo destructivo que el entrenador sabe valorar. Ambos han conformado el doble pivote alavesista en los siete últimos duelos. La línea más susceptible de acoger a caras nuevas es la zona de mediapuntas. Guzmán, Sendoa y Jonan fueron titulares las dos primeras jornadas, pero con el paso del tiempo un pujante Barahona ha ido desplazando a los dos primeros de la titularidad. En la punta de ataque, donde resultará imprescindible la llegada de nuevos efectivos coincidiendo con la apertura del mercado invernal tras la grave lesión de Negredo, Natxo González no tiene mucho donde elegir. Viguera, que había alternado en el once con el madrileño hasta que la rodilla de éste quedó destrozada en un entrenamiento, es un valor seguro al que no conviene quemar demasiado pronto. De ahí la estelar aparición de Juanma en los últimos tiempos.
Los dieciséis hombres en los que Natxo González delega su máxima confianza se pueden recitar casi de memoria, aunque se antoja obligado que nuevos elementos se sumen cuanto antes al barco para mantener la solidez cuando las sanciones o las lesiones hagan mella en el colectivo. Más allá de la imperiosa necesidad del club para buscar refuerzos a partir de diciembre, urge que hombres testimoniales como Luismi, Ayala o Salcedo vayan entrando en los planes para seguir repartiendo los esfuerzos.