En una categoría tan puñetera como la Segunda División B la experiencia es un grado, pero la frescura que aporta la juventud es un punto muy importante a tener en cuenta, sobre todo por la obligación federativa de completar las plantillas con jugadores con licencia sub'23. Los veteranos son los que acostumbran a tirar del carro, pero en muchos momentos también necesitan el apoyo de los más imberbes, de esos jugadores que buscan hacerse un nombre en el panorama futbolístico y que suelen demostrar un hambre especial para hacerse con minutos. Ayer el Deportivo Alavés vivió un ejemplo de esa juventud reclamando su sitio, en este caso encarnada en las figuras de Asier Barahona y Juanma Delgado, elementos desequilibrantes en la victoria contra el Sestao.

En el caso del extremo cedido por el Mirandés, su descollante actuación de ayer es la reafirmación de su gran estreno de temporada. Seguramente no esperaba disfrutar de tantas oportunidades cuando ingresó en la nómina alavesista, pero ha sabido aprovechar a la perfección la baja forma de Sendoa y la lesión de Luismi para ganarse un hueco en el once titular. La confianza que en él ha depositado Natxo González se ha visto enormemente compensada, ya que con el de ayer ya suma tres goles en Liga y uno en Copa y, además, se trata de un jugador desequilibrante desde la banda izquierda, que sabe sacar mucho provecho de su velocidad y que maneja una buena visión de juego, como demostró en la conexión con Juanma, con un balón en profundidad para el primer gol.

Pero para verdadera sorpresa, lo del delantero valenciano, que aterrizó en Vitoria prácticamente como un desconocido, después de haber sido descartado por el Atlético Sanluqueño y tras una campaña precedente en la que firmó dos goles en el Denia. Pues bien, Juanma ya ha igualado esos registros precedentes. Y amenaza con romperlos de seguir contando con oportunidades. Es el único ariete puro del equipo y, además, demuestra un enorme hambre cuando ve de frente la portería. Ayer consiguió su segundo gol del curso tras el conseguido ante el Huracán en Copa y lo hizo definiendo un mano a mano a la perfección. Disfrutó de otro par de buenas oportunidades y, además, demostró que su inmensa humanidad, 192 centímetros y muchos kilos, es muy útil a la hora de jugar de espaldas, proteger balones y fijar a las defensas rivales.

Para completar la fiesta de los sub'23, ayer se produjo el estreno oficial de Sergio Ayala, que debutó en el lateral izquierdo y ya quiere comenzar a ayudar al equipo.