No se trata de ninguna voz latinoamericana en este caso ni de una inconcordancia de género. El Alavés se juega mañana la partida más importante del curso o, al menos, el salvoconducto para llegar hasta ella. La partida económica, claro. En los austeros, para lo que era costumbre en el pasado reciente, vericuetos financieros por los que deambula el ámbito futbolístico de la Segunda B a día de hoy, un enfrentamiento contra un rival de la élite de Primera División es todo un dulce.
La lógica demanda al Real Madrid o al Barcelona como invitado estrella de la velada de alto copete que ya se paladea en los aledaños de Mendizorroza. El pase de ronda y el consiguiente emparejamiento con un rival de este calado retribuirían al club babazorro unos altos números en taquilla.
Un montante que variaría considerablemente entre los todopoderosos del fútbol estatal, Real Madrid y Barcelona, o un Levante. Una distancia que es todo un mundo en cuestión de recaudación. Entre medias se encuentran el Athletic de Bilbao como rival más deseado. La rivalidad geográfica sería un leit motiv perfecto para justificar precios altos. Entre medias quedarían Atlético de Madrid y Valencia, Málaga, con un atractivo suficiente para dar un empujón a esta área económica pero lejanos a las cifras que se obtendrían con los cuatro equipos mencionados en primer lugar. Por arriba o por abajo.
Sin embargo, en el seno del club no preocupa este extremo. La razón radica en que, desde la entidad se trabaja sin contemplar esta hipótesis, ya que se piensa que esto no colorearía los libros de cuentas del rojo al verde, aunque supondría, sin lugar a dudas un espaldarazo para la economía babazorra.
Un espaldarazo comprensible desde una esclarecedora comparativa con respecto al curso pasado cuando no se alcanzó el play off y se cayó a las primeras de cambio en la Copa del Rey al perder por la mínima contra el Albacete Balompié. Estos ingresos no resuelven el ejercicio pero sí que contribuyen de manera notoria a un correcto balance. Por otra parte, cabe reseñar la importancia que tiene y se atribuye a los éxitos deportivos -incluso en su vertiente financiera- del equipo. Estos logros se consideran clave para alcanzar confianza, crédito y prestigio de cara a conseguir el otro objetivo crucial del año: la fase de ascenso.
Clubes como el Mirandés ya experimentaron en sus pieles, las de sus carteras, el impulso que supone para un pequeño medirse a un grande en el torneo del K.O. El equipo que enamoró a los aficionados de media España merced a un pundonor vertido sobre el césped eliminatoria tras eliminatoria estuviese quien estuviese enfrente, alivió su contabilidad de manera notoria a través de la vía copera. Un ejemplo extremo y, a la vez, un magnífico espejo en el que mirarse para este, por ahora imparable, Alavés.